Por: Rolando Alvarenga
La escandalosa denuncia sobre los estragos a la pista y cancha del Estadio Jorge “Mágico” González no es nada nuevo. Más bien, es algo censurable y reiterado que -a través de los años- la Presidencia y Comité Directivo del INDES no han querido detener y todo bajo el pretexto de que: “los fondos obtenidos por el alquiler de este estadio y el gimnasio nacional son destinados para cubrir peticiones económicas de las federaciones”.
Resulta que, por más que se han desgalillado El Potrillo, Chayanne, Luis Miguel y Arjona, este estadio ha venido de más a menos sin recibir una seria y generosa inversión estatal. Tanto así que, a estas alturas, es una vergüenza que se llame estadio olímpico y menos ser considerado el principal escenario olímpico del país.
Y lo más triste es que: la principal federación beneficiada con el uso de este escenario nunca se ha manifestado públicamente contra este abuso, ¿por qué será?
Pero no solo el estadio “Mágico” está en pésimas condiciones, sino que el 90 por ciento de la infraestructura deportiva del país. Por ello, no sé cómo Santa Ana estaba aspirando a ser sede de los Juegos Panamericanos Juniors, si su infraestructura es pobre y con muy pocos recursos para construir por arte de magia, en dos años, una infraestructura tan buena como la de Cali y Monterrey.
Por tal razón, ante la llegada de un nuevo titular al INDES, renacen las esperanzas de una millonaria inversión estatal y reconstrucción de los deteriorados escenarios deportivos. Y más que eso, que uno de los principales acuerdos del “nuevo INDES” sea prohibir tajantemente el alquiler de los templos deportivos para eventos extradeportivos. De lo contrario, en estos próximos cinco años podría colapsar el noventa por ciento de estos escenarios y el deporte recibir su tiro de gracia.