Cubadebate
Hace seis años la cantante Olga Tañón tomó una decisión que le ganó detractores y admiradores. La artista, stuff quien reside en Florida, se montó en un avión con destino a La Habana, Cuba, para ser partícipe del concierto Paz sin fronteras, organizado por el cantautor colombiano Juanes.
El multitudinario evento -que contó con la asistencia de 1.2 millones de personas- se celebró en la Plaza de la Revolución José Martí donde 15 artistas de diversas nacionalidades, entre ellos el puertorriqueño Danny Rivera, el cubano Silvio Rodríguez y el español Miguel Bosé, abrazaron sus voces para llevar un mensaje de paz.
Olga fue duramente criticada por algunos exiliados cubanos -la mayoría residentes de Miami- que veían su actuación en el evento como un espaldarazo al gobierno del exdirigente de Cuba, Fidel Castro. La llamaron comunista, igual que a su homólogo Juanes, quien hasta recibió amenazas de muerte por organizar el evento. La presión era fuerte, y días antes del viaje, la artista titubeó sobre su participación luego de escuchar las preocupaciones de su madre, quien temía las repercusiones que podría tener su actuación en el concierto en su carrera artística.
La interprete llegó a La Habana un 17 de septiembre de 2009 con una gripe que fue empeorando a medida que se acercaba el concierto. Pasó fiebre y el día del concierto cantó “con el alma” porque estaba enferma y apenas tenía voz.
Fue un viaje de muchas emociones, o como le llama ella, “el festival del moco”, porque estuvo llorando desde que aterrizó a La Habana hasta que partió. De esta experiencia se llevó gratas vivencias, amistades, pero sobre todo, el cariño del pueblo cubano, a quien admira profundamente.
Desde esa visita, Olga soñaba con regresar a la vecina isla. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba abrió una ventana aérea para que pudiese montarse -esta vez con tranquilidad y sin ruido- en un nuevo vuelo que la reencontró con la gente a la que apostó hace seis años.
En una conversación telefónica con El Nuevo Día desde su morada en Ocala, Florida, donde reside con su esposo y manager, Billy Denizard, y con sus hijos, Gabriela, Indiana Noa e Ian Nahir, la artista rememoró aquella visita a Cuba y repasó su reciente visita a la isla, donde espera ofrecer un concierto gratuito para el pueblo cubano en los próximos años.
¿Cómo se dio tu participación en el concierto Paz sin fronteras en 2009?
El padre Ángel Darío (Carrero), a quien conocía desde que tenía 14 años, me dijo una vez: ‘Olga, yo quiero que tú vayas a Cuba porque a ti la gente te ama mucho allí’. Yo le decía, ‘tranquilo Darío que vamos a ir, no te preocupes’. Al tiempo de eso, veo que Juanes anuncia que hará un concierto en Cuba y yo lo llamo, porque a mí Juanes no me invitó, yo fui de presentá. De hecho, no mucha gente lo sabe, pero el padre Ángel Darío fue una figura importante en ese viaje porque ante todas las presiones que enfrentamos, él fue un ser de luz para nosotros mantenernos en el carril correcto de paz y bien, que fueron mis palabras desde el principio hasta el final de ese viaje
¿Qué tipos de ataques recibieron en aquel momento?
Lo que pasa es que había gente a favor de que fuéramos, pero también mucha gente en contra. Recuerdo que muchos (artistas) se negaron a participar del concierto por temor a las consecuencias, hubo unos que dijimos ‘sí, vamos’, pero eran más los que se rehusaban a ir por la presión de mucha gente. Pero he dicho que en mi caso yo siempre estaba pensando en lo que era la música, no en ideologías políticas. Inclusive, muchas de las personas que estuvieron en desacuerdo en aquel momento con que fuéramos a Cuba, cuando regresamos nos recibieron con bombos y platillos porque vieron que el propósito del viaje no era político.
¿Cuál fue el propósito?
Llevar esperanza, paz. En las seis o siete horas que duró el concierto se levantó el embargo y se montó la esperanza. Reinó la unión. Eso fue bien bonito.
Luego de seis años sin pisar suelo cubano, regresaste a Cuba a principios de julio. ¿A qué respondió esta nueva visita?
En esta ocasión fue por un intercambio cultural para reunirme con compositores, productores, músicos y amigos que tengo allá. X Alfonso, músico cubano que participó en Paz sin fronteras, nos llevó a la Fábrica de Arte, que dirige. Allí vimos trabajos de artistas plásticos y de diseñadores de moda, con los que yo me curé porque yo estudié moda en Puerto Rico. No tuve tanto tiempo libre porque estuve reunida con muchos artistas, pero me dieron un “breakcito” un domingo para ir a ver las playas de Varadero que me habían dicho que eran como las de Flamenco, en Culebra. Estuve allí como cuatro o cinco horas y hasta me metí con ropa al agua porque dije “me tengo que meter a esta playa”. Terminé llegando al hotel, bien chula, con un pantalón que Billy (Denizard) me prestó. Fue una chulería de viaje.
¿Cómo fue el reencuentro con el pueblo cubano?
Mira una de las cosas más lindas fue que tan pronto llegué me reencontré con Cachita, que era la muchacha que me cuidó y estaba a cargo de la limpieza de mi cuarto en el hotel la primera vez que fui. La primera cara que me encuentro después de seis años es la cara de Cachita llorando diciendo: ‘¡Oguita que tú has vuelto!’. Eso fue chulísimo. Ella tuvo un amor y cariño para conmigo de cuidarme cuando me dio aquella fiebre antes del concierto, porque yo fui a Cuba (la primera vez) con punto de bronquitis. Me tuvieron que meter tanta cortisona que hoy en día lo lamento, pero nada, pude cantar y estoy feliz por eso.
¿Qué observaste en esta nueva visita?
Las caras de la gente esperanzadas, porque mira, yo te puedo decir a ti una cosa, nosotros tenemos que dejar a un lado lo que en la historia pasó porque la historia es la historia. Entonces, como yo no te puedo hablar de política, yo lo que te puedo hablar es a nivel humano y de sentimiento, pues te puedo decir que la gente en esa calle está tan esperanzada con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. La gente piensa que en Cuba no hay gente feliz y en Cuba la mayoría de la gente es feliz. Que quieran obtener unas cosas que obviamente le han sido privadas (por el embargo), que es lo que estoy en contra, pues claro. Pero se piensa que la gente se quiere ir de Cuba y la gente no se quiere ir de Cuba, quieren tener ciertas cosas. Eso no se trata de política, porque eso a mí no me interesa, es cuestión de seres humanos.
En este viaje a la isla grabaste el vídeo de tu nuevo sencillo en promoción “Vivo la vida”, ¿cómo surgió esa oportunidad?
Eso fue una loquera porque estando nosotros visitando la Fábrica de Arte, nos llama el que iba a estar a cargo del vídeo, que íbamos a grabar en Miami, para decirnos que había quedado pospuesto. En ese momento, X Alfonso nos ve hablando sobre lo que había pasado y nos dice: ‘¿Para qué tú tienes artistas aquí? Vamos a hacer el vídeo aquí’. De repente, aparecieron los muchachos que estuvieron bregando con las cámaras en el concierto de Paz sin fronteras y que trabajan con Alfonso y grabamos el vídeo en seis locaciones en La Habana.
¿La grabación de este vídeo es el anticipo de una próxima presentación en Cuba?
Cuando yo terminé el concierto de Paz sin fronteras yo prometí regresar a Cuba y tengo pensado regresar a hacer un concierto grande. Todavía no sabemos cuándo, pero lo vamos a hacer. Quiero que sea un concierto masivo, pero nuevamente gratis, para el pueblo. Siento que Cuba está para recibir no para dar y quiero agradecerle por todo el cariño. Quiero regresar con toda la voz óptima que no tuve para Paz sin Fronteras (por encontrarme enferma).
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