Katowice / AFP
Anna Pelegri
«Puede sonar como un llamamiento dramático y es exactamente lo que es». El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exhortó el miércoles a la comunidad internacional a superar sus diferencias para encarrilar la lucha contra el cambio climático, a dos días de que finalice la COP24 en Katowice.
«Las cuestiones políticas clave siguen sin estar resueltas», constató Guterres, que regresó de manera inesperada a la ciudad polaca donde están reunidos unos 200 países para acordar las reglas de aplicación del Acuerdo de París de 2015, destinado a limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 ºC.
«Desaprovechar esta oportunidad comprometería nuestra mejor baza para frenar el cambio climático. No solo sería inmoral, sería suicida», insistió, en su discurso dirigido a las delegaciones nacionales.
Pese a que los informes científicos son cada vez más alarmantes y que las condiciones extremas como olas de calor y sequías ya se están registrando en varias regiones del mundo, la comunidad internacional está topando con muchos escollos para llegar a un acuerdo en esta 24ª Conferencia de la ONU sobre Clima, que arrancó el 2 de diciembre bajo la presidencia polaca.
– Estados Unidos cuestiona la ciencia –
«En esta COP, algunos se están deprimiendo, otros, desesperando», resumió el miércoles la presidenta de la fundación noruega EAT, Gunhild Stordalen.
El contexto geopolítico actual no invita tampoco al optimismo: además de la salida anunciada de Estados Unidos del Acuerdo de París, la incertidumbre sobre la permanencia de Brasil bajo el futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro o la revuelta de los «chalecos amarillos» en Francia contra una tasa ecológica sobre los carburantes parecen estar haciendo mella.
Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita y Kuwait se opusieron además a aceptar las conclusiones del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que advierte de las consecuencias nefastas que tendría para el planeta un aumento superior a 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.
«No es una buena noticia, pero no podemos permitirnos ignorarla», dijo Guterres.
Las negociaciones están además encalladas en la elaboración de las reglas para aplicar el Acuerdo de París. Los países ricos presionan por ejemplo porque a nivel de transparencia, las normas comunes para calcular las reducciones de emisiones de cada país sean lo más exigentes posibles, mientras que los demás Estados aseguran necesitar más tiempo y mucho dinero.
– Dinero y justicia social –
«En esta COP, ya se tendría que haber avanzado en toda la parte de implementación y de reglamentos», pero «no se están encontrando los consensos necesarios y hay países que están tratando de diluir algunos temas, como el compromiso de los países desarrollados con los países en desarrollo», dijo el martes el canciller boliviano, Diego Pary.
Pese a ello, la ministra española de Medio Ambiente, Teresa Ribera, nombrada cofacilitadora del grupo de transparencia, se mostró confiada el miércoles en que se llegará a un acuerdo, explicando que «no hay ningún problema sustantivo».
En el tema financiero, los países pobres reclaman a los ricos que concreten su promesa de elevar a 100.000 millones de dólares anuales su ayuda para poder adaptarse al calentamiento.
Tampoco se está avanzando en el objetivo de elevar en los próximos dos años las metas nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pese a que con los compromisos acordados en París, se llegaría a un aumento de 3 ºC a fines de siglo, con consecuencias catastróficas.
Finalmente, otro asunto capital se coló en la COP24 y está siendo muy debatido por los países. Se trata de la justicia social en este cambio, que busca acompañar de medidas sociales la aplicación de las políticas climáticas, para evitar que los más pobres salgan perdiendo en la transición ecológica, como puso en evidencia la revuelta popular de los «chalecos amarillos» en Francia.