Gloria Silvia Orellana
DiarioCoLatino
En vísperas de conmemorar el próximo 22 de marzo el “Día Mundial del Agua”, el Sistema de Naciones Unidas (ONU) lanzó el lema “2024 Agua para la Paz”, reconociendo que el “agua puede crear paz o desencadenar conflictos”.
La ONU advierte que másde 3000 millones de personas en todo el mundo dependen de agua transfronterizas y que sólo 24 países tienen acuerdos de cooperación para los recursos hídricos que comparten.
“A medida que aumentan los impactos del cambio climático y crece la población, existe la necesidad apremiante, dentro de los países y entre ellos, de unirse para proteger y conservar nuestro recurso más preciado”, declaró.
Las Naciones Unidas señala que la salud pública, la prosperidad, los sistemas alimentarios y energético, la productividad económica y la integridad ambiental dependen del buen funcionamiento y la gestión equitativa del ciclo del agua.
El mensaje de Naciones Unidas encuentra a El Salvador “reprobado” por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su segundo informe, cuando realizó una evaluación sobre la garantía del acceso al derecho humano al agua.
La falta de políticas públicas, el control institucional sobre su uso, así como la protección a personas defensoras de este derecho humano, siguen relegando al país en materia de cumplimiento de derechos humanos. Y que al comparar las pocas acciones realizadas estas son “insignificantes” frente a los compromisos con la CIDH y la población salvadoreña, señala el organismo multilateral.
La encuesta del Instituto de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad Centroamericana “Simeón Cañas” (UCA), presentó el sondeo “La Población Salvadoreña opina sobre el Derecho al Agua”, (2023), que registró que 80 de cada 100 salvadoreños perciben que existe una “crisis hídrica“, y tan solo un 18% de los encuestados afirmó que “no había”.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) señala que el 90% de los ríos de El Salvador, detalla que la calidad del agua de los ríos de El Salvador se ha visto “disminuida en los últimos años, debido a alteraciones causadas por el deterioro de las cuencas y causas naturales”.La información anterior fue tomado de un estudio de la Universidad de El Salvador, denominado S.O.S Ríos de El Salvador.
El tema de las afecciones en los ecosistemas afecta también la flora y fauna silvestre, porque además de menor cantidad de recurso hídrico, esta lleva materia inorgánica, metales pesados y otros desechos que lanza el ser humano y contaminan los bosques dulces, salados y océanos.
En ese contexto el río Lempa es el principal recurso de agua dulce en el país, que aporta un caudal de 11 mil 538.8 millones de metros cúbicos de agua, las que provienen de las lluvias que caen directamente en el territorio y los afluentes que ingresan de países vecinos por las cuencas transfronterizas como con Guatemala, lugar de nacimiento de este recurso hídrico que recorre 422 kilómetros, desde el municipio de Olopa, Guatemala, hasta el océano Pacífico en El Salvador.
Sin embargo, las frecuentes y más amplias sequías de los últimos años, la deforestación imparable y la contaminación están pasando factura a las aguas superficiales y acuíferos en el país. Como lo denunció la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), en el marco de las pasadas elecciones presidencial y diputaciones, la “agenda electoral” estuvo alejada de las propuestas ambientales.
La UNES manifestó que el año pasado fue el “más cálido” que se haya registrado, retomando mediciones de analistas de la NASA (EEUU) y que El Salvador, por encontrarse entre los países más vulnerables a los impactos al Cambio Climático, se eleva la vulnerabilidad de la población empobrecida que no cuenta con la garantía del derecho humano al agua.
“En El Salvador, la temperatura media anual estuvo 0.6 grados Celsius por encima del promedio, llegando a un máximo de 42.4 grados en San Miguel”, indicó la UNES.
Organizaciones ambientalistas, de derechos humanos, iglesias y academia de Guatemala y El Salvador, mantienen una lucha frente al proyecto minero “Cerro Blanco”, que de obtener su licencia de operación de la mina a cielo abierto, a favor de la empresa canadiense BlueStone Resources, descargaría aguas con metales pesados, arsénico y afectaría la cuenca Ostúa-Güija-Lempa, la cuenca que abastece a una tercera parte de la población salvadoreña.
Las organizaciones mantienen el llamado a buscar un “Tratado de Aguas Transfronterizas” que se encamine a preservar los ecosistemas y rescatar esta cuenca que es un terreno estratégico que drena agua al río. No obstante, prevalece un “silencio gubernamental” sobre esta petición del cierre del proyecto minero.
Naciones Unidas ha propuesto crear un “efecto en cascada positivo”, basados en la “cooperación”, de tal manera que esto promoverá la “prosperidad y fomenta la resiliencia” frente a los desafíos en común que enfrentan los países.
“Debemos actuar sobre la base de que el agua no es solo un recurso que se aprovecha y por el que se compite; es un derecho humano, intrínseco a todos los aspectos de la vida”, argumentó.
“Con motivo del Día Mundial del Agua, es necesario que todos nos unamos en torno al agua y la utilicemos en favor de la paz, sentando las bases para un futuro más estable y próspero”, expresó la ONU.
Por lo que el organismo mundila invitó a participar en la Campaña Mundial “Agua para la Paz”, desde las familias hasta los conglomerados privados y gobiernos, para construir una “sociedad más armoniosa”. Con un mensaje que la prosperidad y la paz dependen del agua.
“A medida que los países gestionan el cambio climático, las migraciones masiva y la inestabilidad política, deben situar la cooperación en materia de agua en el centro de sus planes”, añadió.
“El agua puede sacarnos de una crisis. Podemos fomentar la armonía entre comunidades y países uniéndonos en torno al aprovechamiento justo y sostenible del agua, desde los Convenios y Convenciones de las Naciones Unidas a nivel internacional hasta las acciones a nivel local”, concluyó Naciones Unidas.