Naciones Unidas / Prensa Latina
Mientras más de 820 millones de personas en el mundo padecen hambre y unos dos mil millones están en peligro de hacerlo, autoridades de la ONU demandaron el lunes acciones más audaces para enfrentar el problema.
Al presentar a la prensa -por primera vez desde la sede de ONU en Nueva York- el informe sobre este tema, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva, destacó que el hambre aumenta en todas las regiones del mundo.
Esto se debe, en gran medida, al impacto de los conflictos, del cambio climático y la falta de crecimiento económico generalizada en todo el orbe.
Según explicó el alto representante de la FAO, en el informe se incluyen nuevos indicadores referidos a la amenaza de la inseguridad alimentaria y la percepción del hambre.
Aunque todavía no padecen hambre, muchas personas no están seguras de tener en el futuro cercano los recursos suficientes para alimentar a sus familias, observó en ese sentido.
Por ello urge un mayor compromiso político si se quiere llegar al Objetivo de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero para 2030, aseveró Graziano da Silva.
Para el presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert F. Houngbo, es necesaria mayor inversión en la paz y el desarrollo en medio de los crecientes desafíos.
En tanto, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, se refirió a cómo aumenta la inseguridad alimentaria entre las personas que viven en situaciones de conflictos.
Pese al gran problema que esto representa, los medios occidentales no cubren noticias sobre cómo miles en el mundo mueren de inanición ante la imposibilidad de acceder a lo alimentos, recalcó.
De acuerdo con el informe presentado el lunes, después de casi una década de progresos, la cantidad de personas que padecen hambre aumentó lentamente en los últimos tres años.
En la actualidad, una de cada nueve personas padece hambre y este hecho destaca el inmenso desafío para alcanzar las metas trazadas para 2030, señala el reporte.
Por ejemplo, el hambre aumentó en casi un 20 por ciento en las subregiones de África, zonas que también tienen la mayor prevalencia de desnutrición.
Si bien la prevalencia del hambre en América Latina y el Caribe continúa siendo inferior al siete por ciento, va aumentando lentamente. Mientras que en Asia, la desnutrición afecta al 11 por ciento de la población.
Además, al aumentar las desigualdades, los más pobres, vulnerables y marginados enfrentan mayor riesgo de padecer hambre e inseguridad alimentaria.
También el bajo peso al nacer se mantiene como un gran desafío, pues desde el 2012 no se avanza al respecto.
La obesidad y otras formas de malnutrición debido a que se consumen alimentos poco sanos aparecen como otros de los problemas con alta persistencia.
En la elaboración del informe ‘El estado de la seguridad alimentaria’ colaboraron la FAO, el FIDA, el PMA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).