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“Yo sembré dos manzanas de terreno, invertí mucho recurso y todo lo perdí”, es el testimonio que relató Carlos Guevara a representantes de la ONU y PMA, en la reciente visita que hicieron al caserío “14 de Julio”, en Jiquilisco, Usulután, una de las zonas afectadas por la sequía.
Según los testimonios de los habitantes de este caserío, han pasado más de 30 días sin lluvia, lo que provocó que los cultivos no pudieran crecer como se esperaba y que el maizal no diera frutos o que estos fueran muy pequeños.
El coordinador residente de las Naciones Unidas en El Salvador Christian Salazar Volkmann y el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y líder del Equipo Técnico de las Naciones Unidas para las Emergencias (UNETE) Andrew Stanhope sostuvieron una reunión con los afectados, en su mayoría productores agrícolas, el pasado 7 de agosto.
Durante el encuentro, las personas participantes les plantearon cómo este fenómeno les ha afectado y cuál podría ser su situación en el futuro inmediato, en caso que las lluvias no lleguen con la periodicidad usual para esta época del año.
El coordinador residente y el líder del equipo UNETE también visitaron un terreno de siembra de maíz afectado por la sequía, y una iniciativa de producción de hortalizas que es apoyada por el PMA y que ha podido dar frutos gracias a que cuentan con sistema de riego.
Los productores agrícolas, hombres y mujeres, manifestaron su esperanza en que agosto y septiembre sean meses con más lluvia para poder sembrar y recuperarse, en caso contrario, se enfrentarán a una situación alimentaria complicada porque calculan que la reserva, con la que aún cuentan, únicamente podrá cubrir sus requerimientos familiares por dos meses más.
En este caserío de Jiquilisco viven alrededor de 92 familias, una buena parte de ellas con niños y niñas menores de 10 años. La localidad únicamente cuenta con 7 pozos de agua con los que se abastece.