@lexanderpineda
Constantes violaciones a los derechos laborales de mujeres que desempeñan trabajo de confección para maquilas desde sus hogares fue lo que denunciaron las gremiales: Asociación Mujeres Transformando, la Concertación por un Empleo Digno para las Mujeres (CEDM) y el Sindicato de Trabajadoras de Bordado a Domicilio de El Salvador (SITRABORDO).
Las faltas más comunes son los despidos injustificados, las restricciones a la libertad y organización sindical, el no pago de horas extras, la negativa de permisos o descuentos por asistir a consultas médicas y la discriminación por embarazo o maternidad.
Isela Beltrán, miembro de SITRABORDO, manifestó que las maquilas se niegan a reconocerlas como sus trabajadoras y así se desvinculan de sus obligaciones como patronos, por tanto carecen de prestaciones de ley como seguro social y ahorro previsional, al tratarse de un asocio laboral informal.
Las trabajadoras a domicilio forman parte de la cadena de producción de las maquilas, actualmente se han identificado a siete empresas que emplean a mujeres bajo esta modalidad, no obstante, solo una de ellas ha registrado oficialmente a 20 personas como parte de su planta laboral.
“Cuando solicitamos inspecciones al Ministerio de Trabajo es para que se acerquen a las comunidades donde están las trabajadoras, adonde las empresas llegan a dejarles el trabajo, comunidades de Panchimalco, Tenancingo, El Paisnal, Santo Tomás, ahí las encontrarán, no en las empresas”, explicó Marilyn Najarro, abogada de Mujeres Transformando.
La jurista explicó que las maquilas funcionan bajo el régimen de ley de zonas francas por lo que están exentas de impuesto sobre la renta durante sus primeros diez años de operación en el país, percibiendo sus propietarios una riqueza neta y que aún así no pagan a sus trabajadores y trabajadoras un salario de 295 dólares, que según el último ajuste al salario mínimo corresponden al sector textil.
Una trabajadora quien pidió no ser identificada detalló que por pieza confeccionada se les paga menos de dos dólares y que se les entrega un “incentivo” de 25 centavos por pieza si terminan en un plazo estipulado. El salario mensual asciende, según la trabajadora, a unos sesenta dólares.
Estas organizaciones demandan un control más riguroso por parte del Ministerio de Trabajo dirigido a las empresas textiles que buscan a mujeres para trabajar desde sus hogares, piden a la Asamblea Legislativa que agilice el proceso de reforma al Código de Trabajo en el régimen especial de trabajo a domicilio presentado en 2015.
También instaron al Ministerio de Relaciones Exteriores a que gestione la ratificación del Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que consigna adoptar, aplicar y revisar periódicamente una política nacional en materia de trabajo a domicilio destinada a mejorar la situación de estos trabajadores.