Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Representantes de organizaciones defensoras de derechos humanos dedicaron la eucaristía dominical celebrada en la cripta Catedral Metropolitana, en memoria de Koos Koster, Jan Kuiper, Hans ter Laag y Joop Willemsen, los cuatro periodistas holandeses asesinados hace 40 años, cuyo crimen aún continúa en la impunidad.
Oscar Pérez, presidente de la Fundación Comunicándonos, indicó que las organizaciones se unen a la petición de justicia de los familiares de los periodistas, quienes junto al gobierno de Holanda, exigen al Estado salvadoreño justicia y que se conozca toda la verdad de este crimen de guerra y lesa humanidad.
Externó que la principal demanda es un juicio ágil y transparente, así como valentía por parte de los aplicadores de justicia quienes tienen bajo su responsabilidad este proceso penal en sus diferentes etapas, pues enfrentarán presiones y resistencias de quienes siempre han obstaculizado encontrar la verdad y justicia en los crímenes cometidos durante el conflicto armado.
“El informe de la Comisión de la Verdad señaló como autor intelectual del crimen al coronel Mario Adalberto Reyes Mena, excomandante de la 4ª Brigada de Infantería, con sede en El Paraíso, Chalatenango, de donde salió la patrulla del batallón Atonal que emboscó y asesinó a los reporteros. La UNESCO dice que es un caso paradigmático de violación a la libertad de expresión y de prensa, porque si se hubiese castigado con ejemplaridad este caso, a lo mejor muchos periodistas que murieron durante la guerra se hubiesen salvado”, afirmó Pérez.
Asimismo, dijo que han presentado más de 20 solicitudes de información a la Fuerza Armada, muchas de estas de carácter administrativo con nóminas de batallones, de las cuales solamente tienen respuesta de tres, pese a que la información requerida no está relacionada a la seguridad del Estado.
Según el presidente de la Fundación Comunicándonos, el caso se encuentra abierto en el Juzgado de Primera Instancia de Dulce Nombre de María, Chalatenango, por lo tanto, la Fiscalía General de la República (FGR) y la Policía Nacional Civil (PNC) deben colaborar con la jueza.
También las organizaciones piden a la Asamblea Legislativa dar una normativa sobre Justicia Transicional, pues anteriormente había una ley de impunidad que al centro estaban los victimarios y no las víctimas.
Las organizaciones defensoras de derechos humanos exhortaron a que ninguna autoridad o institución estatal obstruya el desarrollo del juicio, ni el trabajo de los acusadores particulares, así como se permita el acceso a documentos y pruebas en los archivos de dependencias estatales, principalmente en el Ministerio de la Defensa Nacional y la Fuerza Armada de El Salvador.
El sacerdote Pablo Hernández enfatizó durante la homilía que a estos cuatro periodistas, hace 40 años les arrebataron el don precioso de la vida, por buscar y dar información e historias desde la voz de las víctimas, así como la crueldad de la guerra, eran hombres llenos de coraje y valentía, dignos ejemplos de los actuales periodistas.
“Estamos acá no por odio ni deseos de venganza, estamos reunidos porque nos mueve la esperanza en este oasis que nos permite soñar y recobrar las fuerzas para seguir luchando y no volver a renunciar a la verdad, justicia y reconciliación. Monseñor Romero sigue siendo un ejemplo vivo de esperanza y fortaleza, venimos para poner nuestra mirada y corazón en Dios Padre, rico en misericordia”, reiteró el religioso.
La falta de información, objetiva y veraz sobre lo sucedido durante el conflicto armado ha sido una constante política del Estado salvadoreño desde hace décadas, mientras la Fuerza Armada tenía una total negación de las graves violaciones a los derechos humanos que se perpetraban. El informe de la Comisión de la Verdad señala reiteradamente el desinterés de las autoridades por investigar, esclarecer los hechos y llevar a la justicia a los responsables.
“La violencia que todo lo convertía en destrucción y muerte quedaba sepultada bajo la crueldad, mentira, negación y represión, igual sucedió después de la guerra, las víctimas no tuvieron la posibilidad de acudir ante la justicia para la reparación de sus derechos, no hay acceso a archivos digitales, sanciones y no se conoce la verdad, en medio de toda esa barbarie también hubo luces fuertes que señalaban lo sucedido, nombraban a las víctimas y reprochaban la crueldad e iluminaban el camino de la verdad”, manifestó Hernández.
El caso del asesinato de los cuatro periodistas holandeses, en el desvío a Santa Rita, hacia el norte de Chalatenango, fue documentado en el Informe de la Comisión de la Verdad, presentado públicamente en 1993, donde se detalla que el 17 de marzo de 1982, en horas vespertinas los cuatro periodistas holandeses estaban haciendo entrevistas y reportajes sobre la situación política y conflicto armado en El Salvador, para la cadena IKON TV, del Reino de los Países Bajos. Cuando se dirigían a su trabajo junto a seis miembros del FMLN, en aquel entonces una fuerza insurgente, fueron atacados por los efectivos militares.
En la misa participaron el Comité de Madres de El Salvador, Comité de Expresos y Presas Políticos de El Salvador (COPPES), la Fundación Comunicándonos y la Asociación Salvadoreña de Derechos Humanos (ASDEHU), la Mesa Contra la Impunidad en El Salvador, el Grupo Gestor para la Ley de Reparación de Víctimas y el Grupo Pro-Memoria Histórica.
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