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A punto de finalizar la Cuaresma, patient diferentes organizaciones desarrollaron por tercer año consecutivo el vía crucis del migrante, donde se recuerda la ruta de dolor y sufrimientos que miles padecen al salir de sus países de origen para alcanzar en otra nación mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
Mauro Verzeletti, sacerdote director del Centro Pastoral de Atención al Migrante, dijo que no se puede permanecer indiferentes y en silencio, ni como espectadores de las nuevas estaciones del vía crucis en la ruta del migrante, como muertos por masacres, secuestros, desapariciones forzadas, extorsiones, violencias y naufragios.
Verzeletti pidió a la comunidad internacional para que integren en sus agendas la necesidad de atender y abordar la situación que impacta a los migrantes y a sus familias de forma integral, ya que la cooperación internacional tiene la responsabilidad ética de ayudar a los países de donde salen los flujos migratorios, porque la igualdad en la distribución de los bienes de la tierra son elementos fundamentales para el restablecimiento de la justicia, con lo cual se evitaría la expulsión de personas individual y colectiva.
“Manifestamos nuestra más severa indignación ante la crisis humanitaria internacional, creada por el actual modelo económico neoliberal acaparador, es necesario evitar la huida de los migrante y los éxodos provocados por la pobreza, por la violencia y la persecución. Es necesario ya no levantar más muros en las fronteras, porque el rostro de los migrantes manifiesta el rasgo de Jesucristo”, afirmó el director del centro pastoral. Asimismo, exhortó a los países de la región, de origen, tránsito y destino reconozcan el drama humano de la violencia. En México los migrantes son las víctimas directas de destinos como redes del narcotráfico, pandillas y el cremen organizado y de algunos funcionarios que de forma corrupta a lo largo del trayecto migratorio operan en contra del migrante colocando en riesgo su vida y dignidad.
Entre tanto, en las diferentes comunidades católicas se desarrolló ayer el vía crucis del sexto viernes de la Cuaresma, conocido como el Viernes de Dolores o Viernes de Pasión, que es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la última semana de la Cuaresma.
Los católicos manifiestan su fervor religioso en la celebración de los siete dolores de la madre de Jesús, lo cual es recordado al momento de recrear en el recorrido procesional cuando la madre encuentra al hijo camino al Calvario. Desde el Viernes de Dolores en el país se comienza con el comercio de ramos elaborados de palmas y aromatizados con flores de coyol, los cuales serán portados en las manos de los feligreses para recordar el Domingo de Ramos, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, previo a esta celebración muchas mujeres y hombres del oriente del país llegan a la capital con el objetivo de traer la materia prima para la elaboración de los ramos o para comercializarlos en los atrios de las principales templos.