Karen Candelario
@DiarioCoLatino
En el año 2014 se registró una crisis migratoria en la que aproximadamente 68, click 000 niños y niñas de países centroamericanos como: Guatemala, store El Salvador y Honduras intentaron llegar a Estados Unidos sin la compañía de un adulto responsable. La crisis fue catalogada como humanitaria y dichos países apelaron para que los migrantes provenientes lograran evitar una deportación cercana. “Lo más seguro es que la persona va a terminar siendo deportada”, aseguró Oscar Chacón, Director Ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latino Americanas y Caribeñas (NALACC por sus siglas en inglés).
¿Cuáles son las características de los niños y las niñas que formaron parte de la crisis migratoria?
Los niños y las niñas que el año pasado formaron parte de lo que se conoció como la crisis migratoria centroamericana hacia Estados Unidos, en términos numéricos, son poblaciones de niños y niñas dominadas por hondureños, seguido por guatemalteco y luego salvadoreños. Están en ese orden de prioridad. Estos son niños y niñas que han sido dados en libertad principalmente en áreas metropolitanas de tradicional concentración de población centroamericana. En este caso, el área de Washington DC, Los Ángeles, Houston, Nueva York.
¿Cuál es la condición actual de los niños y las niñas?
En la mayoría de los casos, fueron dados en libertad bajo palabra pero con la orden de presentarse a una cita migratoria. Esas citas han venido siendo gradualmente programadas y el problema mayor es la incertidumbre sobre quién les va a representar. Por mi experiencia en este tipo de casos, si un menor de edad no logra mostrar representación legal, lo más seguro es que va a terminar siendo deportado.
Ese es el dilema que se está viviendo y que genera más impacto, porque se va a reducir a más deportaciones. Esto representa un problema grave, porque las condiciones que obligaron a estas personas a salir del país no han cambiado. El tema de la violencia ciudadana no va mejorando en muchas de las zonas.
En caso de no presentarse ante el juicio, ¿Qué ocurriría con estos menores?
Siempre existe el riesgo de que, si no cuentan con representación legal, opten por no presentarse a la audiencia. Las consecuencias serían graves. Cuando una persona no se presenta, lo que el juez migratorio hace como regla general es decretar una deportación en ausencia y aunque la persona no estuvo presencialmente el día de la audiencia, se decretó la orden de deportación.
En el caso de los niños, existe más generosidad por ser menores de edad. Técnicamente hablando Estados Unidos no debería detener o deportar a ningún menor de edad. Cabe mencionar que de acuerdo a los términos migratorios, un menor de edad es conocido como una persona menor de 16 años. En el caso de los menores, cuando cumplen la edad de 16 años, la orden de deportación que se emitió por no haberse presentado a su audiencia entra en vigencia.
En términos migratorios el niño o la niña deja de ser menor de edad a los 16 años, sin embargo, continúa siendo un menor ante la ley ¿existe un proceso que asegure que el menor tendrá un hogar al retornar a su país de origen?
No, eso es un ejemplo claro de lo insensible que es el sistema migratorio actual. La suposición que se hace es que debe tener un familiar que pueda asumir la responsabilidad del menor. Incluso, existen jueces migratorios que son tan insensibles que si hay un caso de ese tipo y ellos saben que la madre o padre se encuentra dentro de Estados Unidos, lo que dice es que la responsabilidad es retornar con ellos.
Es una lógica muy conveniente de ellos, de no asumir responsabilidad. Son muy directos en señalar que si una madre o padre quiere a su hijo debería regresar a su país con este, aunque conozcan las situaciones de los países.
Ante los casos de niños y niñas que llegaron al país a la edad de cinco o seis años y vivirán ahí hasta los 16 años para posteriormente retornar a su país de origen, la adaptación al entorno representa un reto ¿se les proporciona tratamiento psicológico?
Estos niños quizá por la vivencia que han tenido en su propio país, tienen una enorme capacidad de resistir y adaptarse. Lo ideal sería que ellos estuvieran recibiendo asistencia de salud mental para asegurar que no exista ningún trauma el día de mañana. En algunos casos se logra, en la mayoría no porque la cantidad de proveedores de servicio en el campo de la salud mental son insuficientes.
No da abasto para tratar a todos los casos que requieren ese tipo de apoyo.
En los últimos 25 años, en el contexto salvadoreño, una persona que es deportada, habiendo estado ausente por muchos años, donde ya no hay realmente una red social de apoyo en el país de origen, va enfrentar una realidad muy traumatizante que fácilmente explicaría que estas personas quieran buscar reingresar a Estados Unidos porque ahí está lo que ellos identifican como su realidad de vida.
Lo que sucede es que una persona que es deportada, reingresa y es arrestada de nuevo, es que la ley lo categoriza como un criminal, a razón de que ha cometido dos infracciones. En efectos legales, se le trata como un criminal, puede enfrentar cargos criminales e incluso términos carcelarios obligatorios. Para un segundo infractor la pena es cárcel y va desde tres meses hasta varios años.
¿Se han incrementado los mecanismos de monitoreo en la frontera a raíz del auge?
Estados Unidos cuando se da el momento del auge, lo que hace es entablar comunicación con cada uno de los gobiernos. A México le sugiere que resguarde de mejor manera la barrera sur mexicana para evitar que las personas lleguen hasta la frontera y a Centroamérica que busquen formas de prevención.
En el caso de Honduras tenemos un reporte que ha habido un incremento notable en la vigilancia de personas que se mueven en transporte público o privado en dirección hacia la frontera terrestre hondureña con Guatemala para intentar disuadir que las personas salgan del país. Incluso, existen otras medidas como más escrutinio para sacar el pasaporte.