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Oscar Martínez
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Oscar Mejía Alas, orgulloso de ser chalateco y de familia guerrillera, es uno de los sobrevivientes de la masacre del río Sumpul y actualmente es uno de los principales líderes de la Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador (ALGES). Hoy nos relata sus recuerdos de guerra a 26 de años de la firma de los Acuerdos de Paz.
Según el informe de la Comisión de la Verdad (1993), el 14 de mayo de 1980 contingentes del Destacamento Militar Número 1 de la Guardia Nacional y de la paramilitar Organización Democrática Nacional (ORDEN) dieron muerte deliberadamente a un número de al menos 300 personas campesinas no combatientes, entre las cuales se incluyen mujeres y niños que intentaban cruzar el río Sumpul, en el lado del caserío de Las Aradas, del cantón Yurique, municipio de Ojos de Agua, en el departamento de Chalatenango, un lugar fronterizo con Honduras.
Oscar Alas, un aguerrido guerrillero libró sus primeros combates durante la primera ofensiva final, lanzada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el 10 de enero de 1981; luego en 1989, ya con más años de experiencia en la guerra de guerrillas, participó al frente de un pelotón en la ofensiva Hasta el Tope y Punto “Febe Elizabeth… Vive” en Chalatenango y en la campaña militar de 1990 que culminaron con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
Oscar Alas tiene sus recuerdos de guerra en su cuerpo, salió herido en dos combates pues era una persona que no le hacía mala cara a participar en las acciones militares como jefe o como combatiente, muy obsecuente se sometía a la disciplina militar convencido que lo importante es aportar a la lucha del pueblo desde cualquier trinchera de lucha.
Se desmovilizó con el Ejército Nacional para la Democracia (END) como combatiente, le dieron 5 manzanas de terreno rústico en una montaña sin vocación agrícola y sin acceso a crédito, terreno que luego vendió para comprar una manzana de terreno y poder dedicarse a la siembra de granos básicos para su sobrevivencia con su familia.
Oscar expresa “perdí mi bracito” pero sigo luchando por la justicia social, por la paz, por la salud integral, aumento de las pensiones y la ley de inclusión para las personas con discapacidad.
Este luchador social que tiene sus raíces en la guerra del pueblo tiene la convicción que la organización y lucha de ALGES es el medio para mejorar sus condiciones de vida y que la participación activa de toda su afiliación será clave para cambiar el estado de correlación de fuerza a su favor, a favor del pueblo, de las mayorías.
