César Ramírez Caralvá
Escritor y Fundador Suplemento Tres mil
Para: Óscar Alberto Martínez Ramírez, Valeria y Tania Ávalos
Ese infinito tiempo alrededor de la esperanza, desnuda pies y manos en largo trayecto del territorio imaginado, hacia ese mar o río ideal caminamos, sobre sus aguas venceremos nuestros temores, el sol compañero eterno cuida nuestras sombras extendidas, mar o río vigilante fronterizo escucha el discreto diálogo de cruzar la frontera.
Mi familia es Tania y Valeria, unidad de sangre e historia, esposa e hija, pero ahora son docenas, centenas, millares de sueños avanzando en el desierto urbano, no hay distingos, ni banderas, tampoco clanes de príncipes herederos con su brújula herética opulenta, encontramos muros, sed, vergüenzas jamás escritas, emigrantes somos, en nuestro auxilio acuden lejanos clamores mundiales. Existe aritmética ingenua al contar monedas, pequeño metal grabado con perfiles extranjeros, destino-trabajo-vida nos incluyen en sus haberes, así es, los centavos atrapan la música del pan en el sitio del reposo.
Uno piensa en la muerte y canta, mientras mi esposa acompaña el paso firme del día, la noche, la tarde al igual que ayer, somos historia, futuro o pasado unidos en el errante ciclo conocido, la fuga de la miseria y violencia, pronunciar ciudades y elevar cantos melódicos hacia metrópolis lejanas: Dubái, Madrid, Sídney, Los Ángeles, Londres, Nueva York, Toronto, son golosinas en la boca del abandono, porque prisioneros somos en la red de nuestro Siglo XXI, la cárcel involuntaria de Centroamérica inoportuna con su cambio climático, los políticos populistas sangrando a los pueblos, el terrorismo de la bandas criminales que nos incluyen en sus voraces espolios sin defensa.
Valeria es nuestra hija, pequeña, fiel e inseparable compañía, atada en vida a nuestros brazos, unida sin tregua a rutinas emigrantes, sabemos compartir el cielo estrellado, el sol calcinante, el refugio de una patria extranjera que ignora a su pueblo en nuestra sangre, emigrantes son ellos, emigrantes fueron ellos, emigrantes serán ellos… como nosotros.
Allá la lejanía del hogar familiar, acá el refugio marginal ahogado en el olvido, oh Patria nuestra reducida a un albergue multinacional con sed de trabajo, acá imploramos la gota de agua capitalista que calme la sed ilusionada de otra vida, de otra oportunidad.
Un refugio siempre será un refugio, después del río alcanzar la distancia, el agua separa otra realidad en ese territorio con leyendas de providenciales rescates dinerarios, mientras sus hijos encuentran insospechados momentos de realización ¿es pecado soñar?
Nada es inexpugnable cuando se trata de vencer los temores.
Ahora el Río Bravo enfrenta nuestra voluntad, ningún muro de agua, hierro, acero o artillado detendrá la esperanza, un agitado torrente se impone, Valeria abraza mi cuello, atados a camisa y sueños infantiles, imagino… la ternura en abrazo mundial
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