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Otra filtración de los chats privados entre los miembros del grupo de trabajo del caso brasileño conocido como ‘Lava Jato’ muestra cómo fiscales que tenían a cargo la causa ironizaban sobre la muerte de la esposa de Lula da Silva, dudaban sobre su llanto por su nieto y buscaban evitar que fuera al entierro de su hermano.
Se trata de mensajes intercambiados a través de Telegram que llegaron por una fuente anónima a The Intercept, el sitio que inició la filtración denominada ‘Vaza Jato’ en junio de este año y que puso en jaque la investigación que llevó a Lula a la prisión. Esto nuevos mensajes se dan a conocer en una investigación conjunta entre ese medio y UOL.
La exprimera dama
El primer intercambio en el grupo se produce cuando la exprimera dama sufre un accidente cerebrovascular, en enero de 2017. «Están eliminando los testimonios», comenta jocosamente uno de ellos. Días después —cuando confirman la muerte cerebral de Marisa— la procuradora Laura Tessler (del Ministerio Público Federal de Curitiba) comenta en el grupo: «Quien vaya a la próxima audiencia que vaya con una dosis extra de paciencia para una sesión de victimización».
A continuación debaten sobre la enfermedad de la mujer aportando enlaces que cuentan cómo vivió los últimos años de su vida, con su marido preso. «Lo único que falta es que digan que Lava Jato implantó 10 años atrás un aneurisma en la cabeza de la mujer», afirma Tessler. También se indignan y mandan emoticones.
El hermano y el nieto de Lula
Luego vuelven al ataque y a debatir los duelos de Lula cuando fallece su hermano (a finales de diciembre de 2018) y también cuando se confirma la muerte de su nieto, Arthur (el pasado mes de marzo).
«Va a pedir ir al entierro. Si va, será un tumulto enorme», se lee a uno de ellos especular sobre el apoyo popular a Lula si va al entierro de su hermano. Otros, defienden que pueda asistir.
Finalmente, el expresidente no pudo despedir a su hermano porque el permiso del Tribunal Supremo de Brasil llegó tarde. Después del hecho, Januario Paludo (también procurador) escribe: «El travieso solo quería pasear».
Cuando sucede el fallecimiento de su nieto, de 7 años, debido a un cuadro de meningitis, la conversación es más explícita. En este caso, Lula sí pudo asistir al funeral.
– Uf, prepárense para una nueva novela de ida al velorio.
– En medio del carnaval, ironiza otro de ellos.
Más tarde, comentan una noticia en la que se dice que Lula da Silva habría llorado en conversación con un ministro: «Estrategia para humanizarse, como si eso fuera posible en el caso de él», comenta uno de ellos al enlace que comparte el fiscal Deltan Dallagnol.
Condena a 12 años de prisión
Mientras tanto, Lula Da Silva continúa preso cumpliendo una condena de 12 años que muchos consideran ‘política’. Las revelaciones que desde mitad de año se vienen conociendo pusieron en duda el procedimiento judicial que llevó al expresidente de Brasil a prisión.
Sin ir más lejos, uno de los jueces del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Gilmar Mendes, dijo esta semana en una entrevista a Reuters: «Le debemos a Lula un juicio justo». Según él, Lava Jato se convirtió «en una suerte de Santa Trinidad: ellos investigaron, ellos juzgaron, condenaron e hicieron las leyes”.