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Otra huelga contra los pobres

El sindicato de médicos del Hospital Rosales continuaron esta semana con una huelga porque los están obligando a marcar tarjeta. Sí, diagnosis así de insólito.

Para justificar la acción, aluden que en el nosocomio no hay aspirinas ni acetaminofen, lo cual puede ser cierto, dado que el país está siendo afectado por una epidemia del dengue y chikungunya, y, como es lógico, pudo haberse agotado el medicamento, pero, esto no lo reconocen los voceros de los huelguistas.

Su discurso se parece al de ARENA y la ANEP, que en cinco años cien días no se ha hecho nada en el país. Esta es una visión ideológica interesada.

Justifican también la huelga, porque una parte del edificio tiene daños estructurales desde los terremotos de 2001, y porque hace un año hacía falta un determinado número de accesorios para cirugías.

Nadie duda que en los nosocomios nacionales hace falta de todo, pero tampoco no se puede negar que desde el Gobierno del Presidente Mauricio Funes, se han hecho grandes esfuerzos por mejorar los hospitales nacionales. Así tenemos, por ejemplo, la culminación de varios hospitales, y la construcción del Moderno Hospital de Maternidad.

Nadie ignora, o debería ignorar, del esfuerzo de los primeros cien días de Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén, en crear una farmacia especializada en el ex edificio de Maternidad, con el claro objetivo, de evitar las aglomeraciones en el hospital y entregar, de manera eficiente los medicamentos a los usuarios.

Cuando se ven acciones como las arriba apuntadas de parte de un Gobierno de izquierda, comprometido con su pueblo, y en respuesta recibe una huelga de un hospital, porque se obliga al personal a marcar entrada y salida, no se puede más que tener sospechas.

Y esas sospechas son de que hay todo un plan para desestabilizar este Gobierno, y que más allá del gremialismo, hay otros intereses.

Y es que un sindicato, que por su naturaleza milita un pensamiento de izquierda, y por ende volcado a velar por los intereses de los más necesitados, cuando, en vez de sacrificarse más por sus pacientes, cuando lejos de acompañar a un Gobierno de izquierda para que continúen mejorando los hospitales, lo que hace es irse a la huelga,  no debemos dudar que hay otros intereses.

Los médicos del sistema nacional, que pese a que tienen problemas de salarios justos o adecuados, que pese a que tienen grandes dificultades para realizar su labor de curar y salvar la vida de su pueblo, pero que están convencidos que su deber es con el paciente pobre, que no tiene para acudir a su clínica privada, ni mucho menos a un hospital privado, debe reflexionar y apartarse de quienes, siendo parte de una estrategia desestabilizadora, no les importa atentar contra la salud del pueblo.

Los hospitales no son del gobierno, ni del personal médico o administrativo, es de los pacientes, es del pueblo, de ahí que el pueblo debe organizarse para vigilar el buen funcionamiento de su hospital, de la buena atención que le debe brindar el médico y el Gobierno, y no al revés.   

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