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Por Elder Gómez
Colaborador
San Salvador (4 Dic).- Xiomara Castro de Zelaya es la cuarta mujer de Centroamérica en agenciarse la victoria en elecciones presidenciales, esta vez en Honduras, y asumirá su cargo el próximo 22 de enero.
Es la primera vez que Honduras -una empobrecida nación Centroamericana-, tendrá a una mujer como presidenta que lidiará con una enquistada corrupción y ancestrales problemas socioeconómicos, que han mantenido a ese país inmerso en la pobreza.
Ya hubo mujeres gobernando en Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro (1990); Panamá, Mireya Moscoso, (1999); y Costa Rica, Laura Chinchilla, (2010), y esas naciones siguen igual o peor que antes.
No importa el género de quien gobierne una nación, sino, como en la mayoría de casos, quiénes están mandando detrás del trono, para realizar los cambios que verdaderamente saquen a las naciones -y su población-, adelante.
Si bien esos triunfos reivindican los derechos de las mujeres -con justa razón-, eso no basta, porque los que las han apoyado con su voto, esperan verdaderos cambios – los que no hicieron los hombres-, que los saquen del hoyo en el que están metidos y que ha obligado a millares a huir de sus países, en busca de mejores oportunidades.
