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Otra vez apelamos al “Ave Fénix”

Este 5 de noviembre, Diario Co Latino llega a otro aniversario más de “supervivencia”, apelando a la solidaridad nacional en internacional, y, por supuesto, a la confianza de los y las lectoras de este más que centenario periódico que transita de la etapa de impresión a la digital.

No está de más recordar que Diario Co Latino aún es el único sobreviviente del inicio del diarismo en El Salvador, que apareció a mediados del siglo XIX. Y es, además, sobreviviente de fatales siniestros, y, si la solidaridad nacional e internacional y nuestros lectores así lo desean, será sobreviviente también de la pandemia del coronavirus.

En la historia de las situaciones catastróficas de Diario Latino, hoy Co Latino, quizá fueron los incendios de 1928 y el de 1991 los más significativos, sin desmerecer el ocurrido en 1981. El primero ocurrió el 3 de noviembre de 1928, dos días antes del aniversario número 38. “No fue mano perversa, enemiga, la que provocó el incendio. Fue una de tantas desventuras a las que estaban expuestos en aquel tiempo los edificios y a los descuidos que en las instalaciones eléctricas existían, que en casa vecina a la de los talleres se provocó el incendio, y pronto abarcó el edificio de Diario Latino”, dice el editorial del miércoles 1 de julio de 1891, al tiempo de recordar que “poco tiempo después, Diario Latino circuló de nuevo por las calles de San Salvador. En su cabeza de titular ostentaba, como símbolo, un ave fénix.

El Diario se había salvado de las llamas.

Lo anterior fue editorializado con motivo de un atentado incendiario que Diario Latino sufrió el 3 de abril de 1981, cuando hombres armados, que posteriormente se identificaron como miembros de una organización revolucionarios, rociaron gasolina sobre la rotativa y que tras el incendio no solo consumió el papel, sino que dañó o fundió algunos rodillos de la rotativa. Afortunadamente la máquina no se consumió, pero los daños impidieron la circulación por espacio de tres meses.

El segundo atentado incendiario lo sufrió Diario Latino el 9 de febrero de 1991, cuando “individuos desconocidos penetraron a dichas instalaciones escalando la parte de enfrente, hasta llegar a la tercera planta donde quitaron varios vidrios de una de las ventanas solaires, habiendo bajado por unas gradas hasta llegar al sótano, ya que por dentro del edificio en una de las salas se observó un cordón de papel periódico tipo mecha, el cual estaba empapado de gasolina y la máquina impresora completamente destruida por el incendio, así como también estantes y archivos”, dice un boletín del extinto Comité de Prensa de la Fuerza Armada (COPREFA).

Y en efecto, en aquel momento la maquinaria y todo en el edificio parecía completamente destruido. Pero las llamas no lograron consumir el deseo de un centenar de trabajadores y millares de lectores, así como las organizaciones sociales y populares, y la solidaridad internacional, que estaban dispuestos a sacar de entre las cenizas al centenario Diario Latino.

Hoy no estamos enfrentando siniestros, pero si las consecuencias de una pandemia, que el año pasado nos obligó a estar encerrados seis meses, lo que impidió que se recibieran recursos vía publicidad para enfrentar todas las obligaciones.

La falta de ingresos nos llevó a claudicar, por lo menos en la versión impresa, no así en lo digital.

Y esa es la apuesta en este nuevo aniversario, continuar siendo el medio con credibilidad, y al que le den espacio a las organizaciones de la sociedad civil, incluida el sector empresarial, que si bien, tienen las redes sociales, no son suficientes por la incidencia que tiene Diario Co Latino en todas las plataformas digitales, sobre todo en la web y redes sociales.

Estamos a pocos días de vender nuestro inmueble, para indemnizar a los trabajadores que quedaron cesados de julio del año pasado, y una vez solventada esta responsabilidad social y laboral, queremos proyectarnos como diario digital, que ya lo somos, con el arrastre de los 131 años de credibilidad, y periodismo comprometido desarrollado por Diario Latino, bajo la dirección de Miguel Pinto y su familia, desde 1989 bajo la dirección del sindicato primero, y luego de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario Latino.

Pero sin el decidido acompañamiento de las organizaciones de la sociedad civil con sus aportes económicos, vía publicaciones, o de los edictos de los abogados de forma particular o gremial, esta tarea no podrá ser posible.

Por eso apelamos a la solidaridad, sobre todo en estos momentos que amenazan a la institucionalidad del país, que si no se denuncia y si no se detiene a tiempo, serán los salvadoreños, con nombre y apellido, los que sufrirán las consecuencias. Solo basta revisar lo que ocurrió a finales de los años 60 y 70, para tener idea de lo que podría vivir, si aceptamos una nueva dictadura.

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