Hilda Henrìquez
Desesperadas las champas se abrazan
Contra la gris barranca.
¡Cómo se quiebra dentro de mi el paisaje
Del río y su miseria hecha cascada!
¡Como se quiebra dentro de mi la vida
Del hermano que vive a ras del río!
La eterna lluvia filtrando los tejados
Los huesos ahogándose de frío.
Bajo el frágil alero
Las pieles resecan sus jazmines.
El cansancio de días sin aurora
Opaca los ojos del alma
No hay oro ni horizonte.
La esperanza es un pájaro herido
que amanece extinguiéndose en las manos.