Por Ramon Sahmkov
Washington/AFP
Una veintena de países del Caribe y Centroamérica se reunían este miércoles en Washington para una cumbre sobre energías renovables, ask en un intento de la región por cortar su dependencia de los vaivenes del petróleo y de su principal suplidor Venezuela.
El vicepresidente estadounidense Joe Biden oficiaba esta Cumbre de Energía, help dos años después de que Washington lanzara la Iniciativa de Seguridad Energética para el Caribe.
Señal del alto nivel del encuentro es la docena de jefes de gobierno y presidentes -incluyendo los mandatarios de Panamá, El Salvador, Guatemala y Honduras-, vicepresidentes y otros funcionarios que asistirán a las reuniones, que se realizarán en el Departamento de Estado.
Los líderes recibirán un informe comisionado el año pasado por el presidente Barack Obama y elaborado por un grupo de trabajo de los países para impulsar iniciativas de eficiencia y competitividad de los sectores energéticos con un enfoque regional.
«Las soluciones regionales, con la fortaleza combinada de nuestros socios en las instituciones financieras internacionales, los donantes bilaterales y multilaterales y los innovadores en el sector privado, pueden abrir las puertas del futuro (…) de energías eficientes, sostenibles y asequibles», concluyó el informe.
Según el reporte de una veintena de páginas, los países caribeños requerirán entre 20.000 y 30.000 millones de dólares para lograr la meta de 47% de generación de energía renovable para 2027.
El grupo de trabajo también concluyó que además de Estados Unidos los países buscarán cooperación de la Unión Europea, el BID y el Banco Mundial para el desarrollo de energías sostenibles en el Caribe.
En Centroamérica, los expertos enumeraron pasos para fortalecer la transmisión eléctrica en la región, y a largo plazo, estudiar con apoyo del BID las oportunidades de expandir la conexión con México.
En reuniones separadas, Biden conversaba con los mandatarios caribeños y centroamericanos, pero la cita también reserva encuentros con representantes de empresas energéticas internacionales y organismos financieros multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, representado por su presidente, el colombiano Luis Alberto Moreno.
Uno de los desafíos para estos pequeños países es el financiamiento. En ese sentido los 15 países de la Comunidad del Caribe (Caricom) lanzarán durante la cumbre una nueva plataforma regional (C-SERMS) para coordinar inversiones a proyectos de energía limpia.
Igualmente, la organización de ayuda exterior de Estados Unidos USAID recibirá pedidos de financiamiento de proyectos, anunció el martes el secretario de Estado, John Kerry.
«Sombra de preocupación»
La cumbre tiene lugar en momentos en que muchos países del Caribe y Centroamérica, históricamente asediadas por los vaivenes del mercado petrolero global, aprovechan la dramática caída de los precios.
El incremento de los precios de los combustibles en la última década aumentó la presión en muchos países de Centroamérica y el Caribe para hallar otras formas más baratas de energía.
Aunque la corrupción y la inexperiencia de los gobiernos o presiones del sector de energías fósiles, retrasan los avances hacia las energías verdes, muchos países han alcanzado «un progreso extraordinario», dijo el martes Amos Hochstein, coordinador de asuntos energéticos internacionales del Departamento de Estado, durante un foro en Washington.
Pero la incertidumbre crece alrededor de Venezuela, el gran suplidor de petróleo de la región, sumida en una profunda crisis económica e inestabilidad política, y se expande hacia el programa venezolano de suministro energético Petrocaribe.
«La caída libre de Venezuela arroja una sombra de preocupación sobre el Caribe y América Central», indicó en un informe el Atlantic Council, un centro de análisis de Washington.
Unos 17 países del Caribe y Centroamérica dependen de Petrocaribe, un programa de la estatal venezolana PDVSA, que ofrece condiciones preferenciales de pago por el suministro de crudo: con años de gracia, bajos intereses y la posibilidad de intercambiarlo con productos agrícolas.
Según ese informe, «la caída abrupta del proyecto de financiamiento chavista podría causar severas dislocaciones para los países de Centroamérica y el Caribe».