Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Originalmente diseñado para beneplácito de la familia imperial de China, el Palacio de Verano, ubicado a 15 kilómetros de Beijing, la capital de la República Popular China, es hoy uno de los espacios turísticos más visitados en el gigante asiático.
Construido por el Emperador Guangxu, en el año 1750, como un regalo para su madre, la emperatriz Cixi, fue por siete años el palacio principal del imperio chino.
El palacio es una de las infraestructuras más bellas de China, que en su época fue dedicado a la longevidad, es decir, la larga vida de una persona. Asimismo, su nombre está relacionado a la armonía y la salud. El palacio cuenta con 243 hectáreas, tres partes de estas son un lago artificial, cuenta con 14 mil pinturas, todas totalmente diferentes. Entre estas de cuentos, paisajes, sobre el sur de China.
Según la leyenda el Emperador viajaba y en sus viajes observaba lugares bellos, sobre esto mandaba a sus pintores a recrear estos paisajes.
Entre las bellezas de este Palacio de Verano se encuentra el Gran corredor, que es una pasaje techado y decorado con diversas pinturas.
Asimismo, recorre toda la orilla del lago. Según la historia fue techado por petición de la emperatriz Cixi, que cuidaba su belleza de los rayos del sol.
También el palacio cuenta con cuatro templos, uno dedicado a cada época del año. El principal de ellos es la Pagoda de Buda, la infraestructura más alta del palacio, ubicada en la colina de la longevidad.
De igual manera la isla con forma de tortuga que significaba salud, era conectado con un puente de diecisiete pilares y más de quinientos leones, que decoraban el recorrido de 150 metros. Asimismo, un barco de mármol que por su peso no navega. Originalmente era considerado como el poderío de la casa imperial.
El Palacio de Verano es uno de los atractivos turísticos más importantes de Beijing. El lugar desde 1998 es considerado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.