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Adalberto Santana
Las múltiples agresiones contra el heroico pueblo palestino perpetradas por el gobierno sionista de Benjamín Netanyahu en la Franja de Gaza y contra las comunidades palestinas dentro de Israel y en Cisjordania, son incontables. Algunos datos en los medios de comunicación internacionales dan cuenta de los miles de asesinados por las fuerzas sionistas, apoyadas por el poder imperial de los Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Se calcula que por cada israelí muerto se cuentan 20 palestinos. Lo cual quiere decir que el Estado sionista ha generado una guerra de exterminio teniendo en la mira al pueblo palestino al que se le ha despojado de sus tierras. Incluso apoyado con la mirada oculta de varios gobiernos del mundo. Con la llamada “Operación Plomo Fundido” de 2008, afirma Issac Rosa: “en 22 días de ofensiva sobre Gaza, más de 1,300 palestinos murieron, mientras en el lado israelí hubo 14 muertos. Echen cuentas de la relación, que es espeluznante” (www.eldiario). Con los recientes atentados del 7 de octubre del gobierno de Hamás en la Franja de Gaza, la administración de Netanyahu ha respondido con una fuerza inusitada.
Las tropas sionistas han atacado casi dos mil objetivos civiles palestinos, hasta el día de hoy principalmente han sido bombardeados edificios residenciales, hospitales y escuelas. Se estima que han muerto más de 700 ciudadanos en la Franja de Gaza. Recordemos que gran responsabilidad de esta situación la tiene la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien del 94 por ciento de las tierras palestinas y 6 por ciento de tierras israelíes, le otorgó a Israel en 1948, 56 por ciento. Dejándole al pueblo palestino únicamente el 44 por ciento de su territorio original. Hasta nuestros días de inicios del siglo XXI, el despojo de Israel a la nación palestina, la ha reducido a controlar únicamente el 10 por ciento de sus tierras. Incluso a cada instante Israel se ha expandido ilegalmente en tierras palestinas. Con lo cual sin duda se genera un gran resentimiento contra el despojo violento del territorio. Así, la ocupación israelí del territorio de Palestina, sin duda es lo que genera una lucha permanente del pueblo palestino por recuperar sus tierras y sus lugares sagrados.
Diversos gobiernos del mundo y entidades políticas y sociales, así como organizaciones defensores de los Derechos Humanos, han condenado al Estado de Israel por las graves agresiones que han ejercido contra el pueblo y la nación palestina. La actual escalada bélica de los palestinos de la Franja de Gaza, donde ha logrado gobernar Hamás y perder la hegemonía la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), explica en gran medida la beligerancia del conflicto generado en esa zona del mundo. Enfrentamiento bélico que ha tensado las relaciones internacionales y ha puesto en entredicho el apoyo que brinda Washington a uno de los gobiernos más genocidas del planeta, como es el que encabeza Benjamín Netanyahu. Gobernante quien en recientes días ha generado múltiples protestas al interior de Israel. Es decir, que no todo el pueblo israelí es sionista, pero sí lo son las fuerzas reaccionarias y racistas del actual Gobierno de Netanyahu.
En la escalada del actual conflicto contra Palestina, diversos gobiernos del mundo han pugnado por la paz. Otros por el contrario han manifestado su total respaldo a esa política sionista, tal como es el caso del Gobierno de la Casa Blanca, el de Macron en Francia y el de Gran Bretaña y otros gobiernos aliados de Washington en Europa. En tanto que en América Latina y el Caribe, pensemos que en diversos países de la región viven una diáspora de origen palestina donde hay destacadas comunidades de ese origen, tal como en Chile y varios países centroamericanos. Así, en el Cono Sur, el presidente Gabriel Boric manifestó en el mes de diciembre de 2022 que “ante un auditorio palestino en el que habló de ‘una comunidad que está sufriendo una ocupación ilegal, que está resistiendo y que está viendo violado sus derechos y su dignidad todos los días’ generó el rechazo de sectores chileno-israelíes”. Sin embargo, ahora igual que otros de la región de corte conservador se solidarizaron con Israel pero no condenaron los ataques contra Palestina.
Algunos de la región si fueron mucho más evidentes sus posturas por la paz entre Palestina e Israel, como fueron los gobiernos de Bolivia, Colombia, Cuba, México, Nicaragua y Venezuela. Así, el presidente Gustavo Petro de Colombia condenó la violencia en la Franja de Gaza, y afirmó: “La única manera para que los niños palestinos duerman en paz es que los niños israelíes duerman en paz. La única manera para que los niños israelíes duerman en paz es que duerman en paz los niños palestinos”. En tanto que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue más enfático al declararse: “siempre solidario con la causa palestina” y condenó el “agravamiento” del “terrible” conflicto palestino-israelí”. En México, López Obrador señaló que la ONU debe alcanzar una solución pacífica al conflicto entre Israel y Palestina. Afirmando: “no queremos la guerra, la confrontación ni la violencia. La guerra es lo más irracional que puede existir”.
Conviene recordar que la Franja de Gaza es materialmente una especie de prisión acorralada por Israel, donde el desempleo se estima en un 49 por ciento; la pobreza alcanza el 42 por ciento y es un pequeño espacio donde viven dos millones de habitantes. A todo ello se suma el hecho de condiciones extremas al carecer de agua potable el 90% de la población. Incluso la misma ONU ha reconocido que en ese pequeño territorio vive en una crisis permanente de salud pública, agravada por el poco consumo de energía eléctrica. A lo cual los mismos sionistas del Gobierno de Netanyahu, hoy en día, han afirmado que cortarán permanentemente la energía eléctrica, el agua y los alimentos. Sin duda es un genocidio contra el pueblo palestino, lo que le hizo estallar y lo que se necesita urgentemente es que los pueblos del mundo pongan por fin un alto al sionismo israelí. Réplica del segregacionismo racial que existía en Sudáfrica con el llamado apartheid.
