Luis Ponce/Alma Vilches
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En todo hogar y lugar de trabajo donde hay católicos, cada 3 de mayo se coloca una cruz de jiote, elaborada de forma artesanal y en diferentes tamaños, la cual es engalanada con frutas de la época y adornos de papel de china en varios colores y formas.
Previo al Día de la Cruz, en los mercados y diferentes puntos del país se puede encontrar las tradicionales cruces de jiote y la fruta de temporada como jocotes, marañones, mangos, cocos y las flores de coyol, que son la ofrenda colocada al pie de la Santa Cruz. Niños, jóvenes y adultos se acercan con devoción para agradecer al Creador por los frutos. El ritual inicia cuando la persona se arrodilla y se persigna, haciendo la señal de la Santa Cruz, agarra el fruto que más le gusta y se lo come.
El Día de la Cruz se celebra en El Salvador el 3 de mayo como una tradición, resultado de la fusión religiosa entre la celebración española de la Santa Cruz, que recuerda el hallazgo por Santa Elena de la Cruz de Cristo y el tributo indígena a la madre tierra y al dios Xipe Tótec.
Sin embargo, para las comunidades indígenas esta arraigada tradición es el punto de partida de la época lluviosa, del nacimiento de las flores y de los frutos de la tierra. Algunas personas mayores cuentan la historia o mito que si un hogar no pone la Santa Cruz, el diablo llega a bailar en sus casas, de ahí, que la mayoría de hogares católicos ya tienen un sitio especial para colocar cada tres de mayo, el tradicional altar.
Según la historia, en el siglo II de nuestra era, Santa Elena busca y encuentra en el Calvario la cruz en la que murió Jesús, el Salvador; una vez encontrada, dispuso la división del madero en tres partes, una fue enviada a Roma, otra a Jerusalén y la última, a Constantinopla.
En el año 700, la que pertenecía a Jerusalén fue robada por los persas y fue devuelta en 1816 por el emperador bizantino Constantino. Ese día histórico fue el 3 de mayo y quedó esa fecha como Día de la Cruz.
Otra parte de la historia cuenta que con la aparición de las primeras lluvias, se rendía culto a la fertilidad, a la madre Tierra y a la deidad de Xipe Tótec, este dios fue muy importante en la época precolombina y es considerado como uno de los principales dentro del panteón mesoamericano.
El culto a Xipe Tótec se hacía ofreciendo una víctima, cubriendo con su piel al dios, así como con la lluvia, la tierra se cubre con un nuevo manto de vegetación, así era vestido el dios Xipe Tótec con la piel de las víctimas.
Panchimalco celebra Día de la Cruz
Habitantes de Panchimalco, municipio ubicado al sur de San Salvador, se unieron a las celebraciones organizadas por la Alcaldía Municipal, la Casa de la Cultura y la Cofradía de la Santa Cruz en ocasión del Día de la Cruz. En está fiesta no sólo comprende actos públicos sino también actos en cada casa del pueblo.
Cada 3 de mayo las personas colocan una cruz hecha de árbol de jiote en el patio de sus casas, adornada con cortinas, nidos o cadenas hechas con papel de china en tonos muy llamativos, frutas a su alrededor y en algunos casos velas pues, según las creencias del pueblo, de no colocarse “llega a bailar el diablo a las casas”.
Este año la Alcaldía Municipal albergó durante toda la noche anterior la imagen de la Santa Cruz, quien además es patrona del municipio, lugar donde se repartieron pan y refrescos. Una forma de compartir los bienes de la tierra. La Casa de la Cultura también se unió a la celebración pues arregló el altar de la cruz, se compartieron frutas colocadas en “palancas” y se realizó una ceremonia ancestral dirigida por el Tata Sebastián Morales de Santiago Texacuangos.
La Cofradía de la Santa Cruz realizó en la mañana la tradicional procesión por el casco urbano del municipio. Acto seguido la misa en el templo colonial. Todas las actividades religiosas fueron animadas por la banda del pueblo y acompañadas de la danza de los historiantes, una representación de las batallas entre moros y cristianos, musicalizadas con pito de caña y tambor tradicional.
El usar el jiote para hacer la cruz tiene un doble significado. Para los indígenas representaba siempre a su dios, este árbol tiene la peculiaridad de que su corteza puede desprenderse, tal y como hacían quitando la piel a un sacrificado en está fiesta.
Los católicos creían que los indígenas se habían convertido por completo, sin embargo, éstos habían encontrado una forma para que sus tradiciones perduraran en el tiempo. “Consciente o inconscientemente esas tradiciones e ideas del pueblo indígena siguen presentes” concluye Rodríguez.