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@luisponcebe
Desde las 4:00 a.m. del uno de mayo, Panchimalco celebra la exaltación de la cruz de mayo. Con pólvora y música de la banda de pueblo, dieron inicio las cinco cofradías, una por barrio, encargadas de ejecutar la fiesta de inicio de la época lluviosa.
La fiesta se extiende tres días: el primero celebrado por las capitanas, el segundo por los mayordomos y en el tercero la misa solemne, que por ser además la patrona de la parroquia, corresponde a la alcaldía municipal.
Rafael Rodríguez, escritor especialista en tradiciones precolombinas, sostiene que en lugares como Panchimalco la tradición se remonta a la época colonial, ya que por su marcada raíz indígena y debido a la imposición de la fe cristiana frente a la espiritualidad ancestral de los pueblos originarios, se forjó una urdimbre de costumbres y tradiciones que hoy componen un sincretismo de religiosidad popular y cómo ejemplo más claro: el día de la cruz de mayo.
Aunque la iglesia católica romana celebra la fiesta de la “Exaltación de la cruz”, según el santoral, el 14 de septiembre, en algunos países mesoamericanos se hace el 3 de mayo. Rodríguez, sostiene que esto se debe a que los grupos indígenas que poblaban estas regiones tenían una fiesta dedicada al dios “Xipe Tótec”, o “el señor desollado”; una tradición que incluía un sacrificio humano.
Cuando los conquistadores vieron tal práctica, sobrepusieron el signo de la cruz y los indígenas comenzaron a utilizar el árbol de jiote, pues su corteza se puede desollar. Por un lado rendían culto al nuevo dios, es decir, el cristiano, y por otro no abandonaban su devoción ancestral, asegura Rodríguez.
En Panchimalco, las encargadas de celebrar anualmente las fiestas de los santos son las cofradías. En esta ocasión se celebran cinco de forma simultánea: El Chapernal, San Isidro, El Calvario, La Cruz y la Patronal. Esta última es la principal y en esta ocasión la capitana fue Elvira Ramos y la mayordoma Juana Benítez.
En las casa de los cofrades se comparte pan picado, fresco, almuerzo, chocolate, frutas y la calidez humana de la gente del pueblo.
Durante los tres días, muchas personas visitan las imágenes de la cruz y llevan ofrendas: velas, flores, productos para consumir o dinero. Se realizan procesiones, acompañadas de los historiantes, quienes engalanan con sus danzas el recorrido por las empedradas calles del municipio.
