Por Ibis Frade *
La Habana/Prensa Latina
La pandemia de Covid-19 es el mayor desafío enfrentado por la ONU desde su fundación hace 75 años, una crisis que sigue afectando a todo el mundo mientras continúa la búsqueda de una vacuna efectiva.
La crisis sanitaria alteró la vida de las personas en cada rincón del planeta y aún golpea con especial fuerza en numerosos países, como es el caso de Estados Unidos, que encabeza la ista de los más afectados y donde radica la sede principal de Naciones Unidas, en el corazón de la ciudad de Nueva York.
Durante los primeros meses de este año, esa ciudad vivió una difícil situación debido al aumento acelerado de los contagios, las elevadas cifras de muertes y el colapso de los hospitales ante la cantidad de pacientes.
La sede de Naciones Unidas en Nueva York tomó rápidamente medidas para evitar la propagación del nuevo coronavirus y a finales de marzo, cerrar sus puertas, en tanto las agencias, organismos y trabajadores acudieron al teletrabajo y a las plataformas en Internet.
Hasta la fecha, la mayor parte de los encuentros y reuniones se realizan de forma virtual, y solo muy pocos eventos se desarrollan de forma presencial y siguiendo estrictos protocolos sanitarios: es obligatorio el uso de mascarilla en áreas comunes y mantener el distanciamiento físico.
El número de personas que entran a la sede está limitado, al igual que la participación de los periodistas en las actividades presenciales, aunque durante los últimos meses resultan habituales conferencias de prensa ‘híbridas’, en las cuales unos participan de forma virtual y otros están presentes en la sala de prensa.
Ahora, la respuesta a la crisis sanitaria ocupa el centro de los esfuerzos del sistema de Naciones Unidas, mientras que la propia organización multilateral tuvo que transformar sus dinámicas de trabajo para mantenerse en funcionamiento en las difíciles condiciones de la pandemia.
El 3 y 4 de diciembre, la Asamblea General de la ONU dedicó una sesión especial para debatir sobre la respuesta global a la Covid-19.
Según destacó en esa oportunidad el presidente del mayor organismo de Naciones Unidas en su 75 período de sesiones, Volkan Bozkir, la ONU debe liderar los esfuerzos de recuperación de la pandemia.
La Covid-19 ha perturbado la vida de todos en el mundo y es un desafío como ninguna otra crisis en los 75 años de existencia de la ONU, expresó el diplomático turco y alertó que el mundo entero se enfrenta a la mayor recesión desde la llamada Gran Depresión.
También llamó a garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas anti-Covid-19, a trabajar juntos para proteger a los países más vulnerables, incrementar las inversiones en servicios sociales y asegurar una cobertura sanitaria universal.
Esta es la primera sesión extraordinaria de la Asamblea General que aborda una pandemia, observó Bozkir y subrayó la necesidad de mayores esfuerzos conjuntos para enfrentar la actual crisis.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que el mundo enfrenta una tragedia humanitaria y una emergencia del desarrollo sin precedentes debido a la pandemia.
La Covid-19 nos afecta a todos y, en especial, a los más pobres y vulnerables, a las personas mayores, las mujeres y las niñas, señaló.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) proporciona desde el principio de la pandemia datos y recomendaciones, no todos los siguieron y varios ignoraron las instrucciones, lamentó el titular.
Asimismo, resaltó que urge considerar como un bien público mundial a las vacunas y cualquier otro tratamiento contra la Covid-19, y hacerlos asequibles para todas las personas.
Guterres advirtió que las consecuencias y los impactos de esta crisis sanitaria se sentirán durante decenios y convocó a los Estados miembros de ONU a enfrentar con urgencia la pandemia ‘para sobrevivir y construir juntos un futuro mejor’.
La sesión especial de la Asamblea General, realizada este diciembre, permitió ahondar en cuestiones planteadas por alto dignatarios durante el debate de alto nivel de ese organismo en septiembre pasado, el primero celebrado en medio de una pandemia y que sesionó en su mayoría de forma virtual.
De hecho, la pandemia afectó todos los aspectos de ese evento, que cada año solía reunir en la sede de Naciones Unidas en Nueva York a cientos de líderes mundiales.
Pero esta vez tuvieron que mantenerse en sus países y enviaron sus intervenciones en video.
El impacto devastador de la Covid-19 y la necesidad de más solidaridad y cooperación para enfrentarla fueron temas muy recurrentes en los discursos durante el debate general de septiembre.
Además de transformar completamente la forma en que sesionó el evento, la pandemia y sus impactos socio-económicos marcaron las intervenciones virtuales de muchos presidentes, quienes expresaron gran preocupación por la actual crisis.
*Periodista de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina