Oscar López
@Oscar_DCL
La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) difundió el estudio titulado: “Impacto del COVID-19 en la pobreza en El Salvador”, en el que se plantea que debido a la pandemia, el país puede tener un retrocesos en el combate a la pobreza.
“La crisis por COVID-19 no solo ha golpeado la salud de las personas, sino también otras dimensiones: la generación de ingresos, educación, trabajo, entre otras. Este impacto se perfila como un retroceso hasta dos décadas atrás en los avances para combatir la pobreza en El Salvador”, indica el estudio.
De igual forma, el estudio de FUSADES indica que a pesar de experimentar una tendencia errática de la pobreza durante las últimas décadas, El Salvador entró a la crisis sanitaria con el porcentaje de personas en situación de pobreza más bajo de los últimos treinta años. Además, aunque múltiples carencias aún eran sentidas en muchos de los hogares salvadoreños, la incidencia de la pobreza multidimensional también venía a la baja desde que inició su medición en 2016.
Por lo que para la fundación, las proyecciones de pobreza monetaria post crisis muestran un panorama complicado. Las más recientes estiman niveles de pobreza, en promedio, alrededor de 20 puntos porcentuales por encima de los de 2018. Esto equivale a alrededor de 1.3 y 1.6 millones de nuevos pobres en El Salvador.
Lo anterior estaría basado en varios factores, entre ellos: la fuerte caída de las remesas ya que según datos hubo una disminución del 10.7 % en marzo y del 40 % en abril, en comparación con los mismos meses en el año anterior. Además, otro factor importante es la pérdida de empleos e ingresos, entre marzo y abril se perdieron un estimado de 226 mil empleos: 28.6 % formales y 71.4 % informales.
FUSADES indicó que la situación generada por la pandemia “remarca la importancia de contar con un sistema de protección social (SPS) fuerte e integrado”, en especial de su componente no contributivo, capaz de adaptarse y responder en situaciones de emergencia.
De igual forma, aseguró que El Salvador no contaba con un SPS lo suficientemente robusto para mitigar con eficacia y rapidez los efectos de la pandemia en la población que vive en condiciones de mayor vulnerabilidad social.
Además, FUSADES señaló que las medidas implementadas para afrontar la pandemia tendrán impacto duradero en varias dimensiones de la pobreza, por ejemplo: la brecha educativa entre niños de hogares pobres y no pobres se podría exacerbar debido a la limitada capacidad nacional para adaptarse a la educación a distancia, particularmente en línea, condiciones inadecuadas de las viviendas, la capacidad y tiempo disponible de los padres para dar tutoría a sus hijos y deficientes competencias docentes en métodos de educación a distancia.