Oscar López
@Oscar_DCL
Un estudio mundial elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) determinó que los servicios de prevención y respuesta a la violencia resultaron gravemente interrumpidos durante la pandemia del Coronavirus (COVID-19), lo cual incrementó el riesgo de que los niños sufran actos de violencia, explotación y abuso.
El informe indica que de los 136 países que respondieron al estudio sobre las repercusiones socioeconómicas de la respuesta al COVID-19, 104 países notificaron una interrupción de los servicios relacionados con la violencia contra los niños.
De igual forma, alrededor de dos terceras partes de los países (incluidos Sudáfrica, Malasia, Nigeria y Pakistán) informaron que al menos un servicio había resultado gravemente afectado. En Asia Meridional y en Europa Oriental y Asia Central se registra la mayor proporción de países que denunciaron interrupciones en la disponibilidad de los servicios. “Solo estamos empezando a ser realmente conscientes del daño que están sufriendo los niños, que se han visto más expuestos a la violencia durante los aislamientos debidos a la pandemia”, aseguró Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.
“El cierre de las escuelas y las restricciones a los desplazamientos han obligado a algunos niños a quedarse encerrados en casa con sus agresores, cuyo nivel de estrés no dejaba de aumentar. La consecuente repercusión sobre los servicios de protección y los trabajadores sociales hace que los niños no tengan a quién acudir para pedir ayuda”, agregó Fore.
Datos del informe, indican que más de la mitad de los países notificaron interrupciones en la gestión de los casos, los servicios de remisión y las visitas de los trabajadores sociales y los encargados del bienestar de la infancia a los niños y las mujeres en riesgo de sufrir abuso.
Asimismo, los programas de prevención de la violencia, el acceso de los niños a las autoridades de bienestar infantil y los servicios nacionales de líneas de asistencia también resultaron afectados en muchos países.
Por lo que UNICEF ayuda a los gobiernos y a las organizaciones asociadas a mantener y adaptar servicios fundamentales de prevención y respuesta para los niños afectados por la violencia durante la pandemia.
Por ejemplo, en Bangladesh, UNICEF distribuyó artículos de higiene personal como mascarillas, gel hidroalcohólicos y protectores oculares para los trabajadores sociales, a fin de que puedan ayudar en condiciones de seguridad a los niños que viven en la calle, en los barrios marginales y en zonas afectadas por el clima y de difícil acceso.
“Demasiados niños dependen de los sistemas de protección de la infancia para estar a salvo. En momentos de crisis, los gobiernos deben tomar medidas inmediatas y a largo plazo que protejan a los niños de la violencia. Por ejemplo, deberían reconocer a los trabajadores de los servicios sociales como trabajadores esenciales e invertir en este colectivo, fortalecer las líneas telefónicas directas, así como facilitar la disponibilidad de los recursos de crianza positiva” instó Fore.