Puerto Príncipe/Prensa Latina
Ante la inminente llegada de una fuerza extranjera a Haití un pandillero expresó: «estamos esperando a los blancos», una frase desafiante que desbarata hoy la ilusión de reanudar con total seguridad los vuelos comerciales aquí.
El delincuente celebraba junto a sus compinches la toma de otra comisaría en la localidad de Gressier en una jornada en la que el jefe de la Policía Nacional de Haití insistía en que se había alcanzado un nivel tal de seguridad que el aeropuerto internacional Toussaint Louverture volvería a operar de manera gradual.
Los bandidos incendiaron la casa de un alcalde que era asesor en Gressier, y luego filmaron videos en los que se les veía gritar «la ciudad es nuestra», mientras que un maleante expresaba «Yo soy el que va a dirigir la comisaría», relató el diario Le Nouvelliste en su balance de fin de semana.
La toma de Gressier por parte de los bandidos de Grand Ravine, parte integrante de la coalición de pandillas llamada Viv Ansanm aconteció horas después de una serie de manifestaciones simultáneas de estos criminales y cientos de miembros de la población de los barrios que controlan.
Todos están opuestos al despliegue de la misión multinacional de apoyo a la Policía Nacional de Haití, la cual consideran una nueva ocupación de Estados Unidos, que ya los intervino militarmente en 1915.
Recientemente, el líder de la alianza de bandas armadas Viv Ansanm, Jimmy Cherizier, alias Barbecue, subrayó que su coalición libraría una batalla para liberar a Haití de las garras de los políticos tradicionales y los oligarcas corruptos.
A la Misión Multinacional de Apoyo a la Policía Nacional de Haití, Barbecue le dijo: nadie puede asustarnos, hacernos creer que nos van a echar de nuestro país. Somos los hijos de Dessalines. «No estamos haciendo una revolución pacífica. Estamos haciendo una revolución sangrienta», sentenció el expolicía, quien responsabilizó a Estados Unidos, Canadá y Francia de un baño de sangre en Haití.