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El papa Francisco con representantes indígenas de Chile, en la última misa que oficio en ese país. [Foto Photographic Service L'Osservatore Romano]

El papa concluye su visita a Chile empañada por polémicas

Iquique/AFP

Catherine Marciano/Giovanna Fleitas

Indígenas expoliados, migración ilegal, escándalos de pederastia en la Iglesia. El papa concluyó el jueves una visita a Chile jalonada por polémicas, antes de emprender viaje a Perú.

En su última misa, en una playa del Pacífico, en el norte de Chile, ante 50.000 personas, el papa habló del asunto más emblemático de su pontificado: la defensa de los migrantes.

Defensor de las «periferias» allá donde va, el incansable argentino, de 81 años, eligió el jueves Playa Lobito, a 20 km de Iquique (1.800 km al norte de Santiago) para enarbolar la defensa de los migrantes, un día después de abogar en Temuco (sur), en plena tensión por el conflicto mapuche, por la unidad y el reconocimiento de los pueblos originarios y condenar la violencia.

Pero durante su visita a Chile, destinada en buena medida a restañar las heridas de una Iglesia chilena desacreditada por su silencio ante los escándalos de abusos sexuales del clero, el papa multiplicó las declaraciones de contrición, aunque finalmente defendió a un obispo acusado de encubrirlos.

«No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia ¿Está claro?», contestó el papa a periodistas chilenos que le preguntaron a su llegada a Iquique (norte), última etapa de su viaje de tres días a Chile, por qué no apartaba al obispo Juan Barros.

Nombrado en enero del 2015 por el papa obispo de Osorno, Barros, de 61 años, está acusado por las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, uno de los casos más emblemáticos de los abusos del clero en Chile, condenado por el Vaticano en 2011 por pederastia, de encubrirlo.

«El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar», aseguró el pontífice a una periodista chilena.

El obispo acompañó al pontífice durante su visita al país. En Santiago y en Temuco (sur) concelebró las multitudinarias misas y también estuvo presente en Iquique, donde un abrazo del papa inflamó las redes sociales.

– Reacción de las víctimas –

«¡Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto mientras Karadima me abusaba a mi o a otros con Juan Barros parado al lado viéndolo todo!», replicó tras las declaraciones del papa en su cuenta de Twitter, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote, que inspiró una película.

Cerca de 80 religiosos están acusados de haber perpetrado abusos sexuales a menores desde el año 2000 en Chile.

El martes, el papa recibió a un pequeño grupo de víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes, con los que lloró, según el Vaticano, después de confesar su «dolor» y su «vergüenza» por estos abusos.

En una reunión con religiosos, les dijo que tuvieran «la valentía de pedir perdón», consciente de la imagen devastadora que han tenido estos escándalos para la Iglesia chilena, en sus horas bajas en un país cada vez más secularizado.

Cerca de una docena de templos han sido blanco de ataques incendiarios en los últimos días por grupos de desconocidos en protesta por la visita del papa argentino.

– Migración y mapuches –

Desde la medianoche, entre el mar y las montañas, los fieles -muchos menos de los previstos – aguarban en la arena para asistir a la última misa de Francisco en Chile.

En esta región vecina de Perú y Bolivia, donde uno de cada diez ciudadanos es extranjero, el papa alertó sobre la explotación y la discriminación que sufren los inmigrantes.

«Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación», a la «precarización del trabajo», a que se «aprovechen de la irregularidad de muchos inmigrantes» y a la «falta de techo», dijo el pontífice.

«Son necesarias las palabras de Francisco a favor de los extranjeros que viven aquí, es necesario que se respeten las diferencias», dice a la AFP Monserrat Caballero, de 22 años, proveniente de Ecuador.

Y es que Chile se ha convertido en los últimos años en receptor de inmigrantes, principalmente por su frontera norte, por donde se registra un intenso ingreso irregular de extranjeros procedentes principalmente de Colombia, Haití, República Dominicana y Ecuador.

Más de medio millón de extranjeros viven hoy en situación legal en el país, según datos oficiales, un 3% de la población de 17,5 millones. Pero según datos recientes de la prensa, sólo el año pasado llegaron cerca de 105.000 haitianos y más de 100.000 venezolanos.

El papa agradeció «la presencia de tantos peregrinos de los pueblos hermanos de Bolivia y Perú – y no se pongan celosos- especialmente de los argentinos, que son mi patria».

«Gracias a los hermanos argentinos que me acompañaron en Temuco, en Santiago acá, en Iquique», dijo el papa, que con éste ha realizado seis viajes a América Latina y todavía no ha vuelto a su país.

El papa Francisco entronizó la imagen de María, que tiene su morada en la localidad de La Tirana, a 70 km de Iquique, como ‘reina y madre’ de Chile.

Antes de emprender viaje a Perú, donde realizará una visita de tres días, el pontífice se reunió con un representante de las víctimas de la dictadura (1973-1990). En el aeropuerto fue despedido por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, una agnóstica reconocida, que le acompañó en varias etapas de su visita.

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