Ciudad del Vaticano/dpa
Las armas nucleares solo proporcionan a los países «una falsa sensación de seguridad» y su posesión debe ser «condenada firmemente», dijo hoy el papa Francisco.
«Las relaciones internacionales no pueden ser presa de la fuerza militar, de la intimidación mutua y la ostentación de las reservas de armas. Las armas de destrucción masiva, especialmente las armas nucleares, solo crean una falsa sensación de seguridad», apuntó el pontífice.
«Si también tenemos en cuenta el riesgo de una detonación accidental como resultado de un error de cualquier tipo, la amenaza de su uso, así como su simple posesión debe ser condenada firmemente», dijo Francisco a los participantes en una conferencia del Vaticano sobre desarme nuclear, entre ellos varios premios Nobel de la Paz y Masako Wada, superviviente de la bomba de Nagasaki y activista contra las bombas nucleares.
Representantes de la ONU, la OTAN, Rusia, Estados Unidos, Corea del Sur e Irán también estaban presentes.
El cardenal Peter Turkson abrió la conferencia de dos días condenando «el creciente tamborileo de una posible conflagración nuclear y el hecho de que la humanidad se encuentra al borde de un holocausto nuclear».
«Vivimos en un momento de la historia humana en el que el miedo a una posible catástrofe mundial se ha intensificado hasta un punto que rara vez se ha alcanzado desde la crisis de los misiles de Cuba», destacó Turkson refiriéndose posiblemente a Corea del Norte.
Turkson y el papa alabaron la aprobación en julio del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares de la ONU, promovido por el premio Nobel de la Paz de este año, la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN).
Francisco también fue presentado con un mensaje de cinco Nobels de la Paz, entre ellos el ex director del Organismo Internacional de Energía Atómica, Mohammed El Baradei, y Adolfo Perez Esquivel, un defensor de los derechos humanos argentino.
El mensaje, también firmado por la irlandesa Mairead Maguire, la estadounidense Jody Williams y el bengalí Muhammad Yunus, destacó que el desarrollo de «las armas letales autónomas (que) podrían dirigirse y matar a seres humanos» es una grave amenaza más para la paz mundial.
«Es imperativo que nos preguntemos qué personas éticas y morales pueden creer que está bien darles a las máquinas la capacidad de matar humanos. La mejor solución para esta tercera revolución inminente en la guerra es prohibir dichas armas antes de que aparezcan en el campo de batalla», dijeron los galardonados con el Nobel.