Buenos Aires/AFP
El Papa Francisco aseguró que Dios le ha conferido «una sana inconsciencia» para encarar reformas en el seno de la Iglesia católica, según una entrevista publicada el domingo por el diario argentino La Nación.
El sumo pontífice, nacido en el país sudamericano, declaró que no le gusta «hablar de ‘limpieza'» para definir su trabajo en la institución y afirmó que cierta oposición interna que surgió a la orientación que ha marcado «es un buen signo», aunque se manifestó dispuesto a «seguir adelante».
«Dios en eso es bueno conmigo, me da una sana dosis de inconsciencia. Voy haciendo lo que tengo que hacer», sostuvo el jefe de los católicos, elegido el 13 de marzo de 2013.
A modo de balance de su labor reformista, dijo que «el IOR (Instituto para las Obras de Religión) está funcionando fenómeno» y que «lo de la economía (de la Iglesia) está yendo bien».
«Y la reforma espiritual es lo que en este momento me preocupa más, la reforma del corazón», explicó.
Quien fue el cardenal Jorge Bergoglio antes de su asunción al frente de El Vaticano está considerado desde entonces un renovador paciente, con alta popularidad y contrario en sus homilías tanto de la idolatría del «dios dinero» como de la usura financiera, de la cual afirma que «no es cristiana».
Entre sus decisiones más impactantes estuvo la destitución de autoridades religiosas acusadas de pedofilia o de corrupción económica.
Sanas disidencias
En cuanto a los sectores eclesiásticos que resisten reformas, Francisco dijo que «es sano ventilar las cosas, muy sano. Que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo».
«Considero las resistencias como puntos de vista distintos, no como cosa sucia», dijo al responder a una pregunta sobre si lo que intenta hacer es «una limpieza».
Consultado sobre las fuerzas conservadoras, sobre todo de Estados Unidos, que frente al último sínodo de la familia temen un desmoronamiento de la doctrina tradicional en el tratamiento de la homosexualidad, respondió que el pronunciamiento final «es un proceso» y que solo hubo «un primer borrador».
«Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo. Lo que sí hablamos es sobre una familia que tiene un hijo o hija homosexual, cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita», dijo.
Otro tema polémico en la jerarquía católica es el de los divorciados, de los cuales se preguntó: «¿Qué hacemos con ellos, qué puerta se les puede abrir? No es una solución si les van a dar la comunión. La solución es la integración».
«Si viene uno de esos estafadores políticos que tenemos, corruptos, a hacer de padrino y está bien casado por la Iglesia, ¿usted lo acepta?», reflexionó para poner en términos relativos los etiquetamientos.
Destino Latinoamérica, en 2015
Acerca de la sangría de devotos que sigue sufriendo el catolicismo, también se cuestionó: «¿Cuáles son las cosas que hacen que los fieles no se sientan satisfechos? Y es la falta de cercanía y el clericalismo».
Sobre sus planes de viajes dijo que volverá a Argentina «quizás en 2016» y que en 2015 tiene el proyecto de visitar tres países latinoamericanos que por el momento prefiere no revelar.
No faltó tampoco una referencia a la política argentina al anunciar que dejará de recibir a dirigentes para no influir en las elecciones presidenciales de octubre de 2015.
«La Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático sería un error», dijo acerca de las especulaciones de fin de año sobre saqueos o inestabilidad política en el marco de los últimos 12 meses de Cristina Kirchner como presidenta.