Ciudad del Vaticano/SIGNIS ALC
«¡Usar el nombre de Dios para justificar el camino del odio es una blasfemia!», sick expresó el Papa Francisco al condenar la violencia terrorista que dejó más de 120 víctimas mortales en París. Al final del Angelus del domingo, el Pontífice pidió a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro elevar una oración coral por las víctimas de los recientes atentados en París: los muertos y heridos, así como sus familiares.
Con unas sentidas palabras, el Papa recordó la noche de terror vivida en la capital francesa el pasado viernes. Ante la barbarie del delito perpetrado, Francisco se preguntó «cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia sino también al mundo entero».
«Los problemas de la humanidad no se resuelven siguiendo el camino de la violencia y del odio», recordó luego el Papa, subrayando enérgicamente que «usar el nombre de Dios para justificar este camino es una blasfemia», y pidiéndole a Maria, la «Madre de la misericordia», suscitar en los corazones de todos los hombres «pensamientos de sabiduría y propósitos de paz».
Palabras del Papa Francisco después del rezo del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, deseo expresar mi dolor por los ataques terroristas que en la noche del viernes han ensangrentado a Francia, causando numerosas víctimas. Expreso mis más fraternas condolencias al Presidente de la República Francesa y a todos los ciudadanos. De manera particular a los familiares de todos aquellos que han perdido la vida y a los heridos.
Tanta barbarie nos deja consternados y nos hace preguntarnos cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia sino también al mundo entero. Ante tales hechos, no se puede no condenar la incualificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Deseo volver a afirmar con vigor que ¡el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad! Y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino ¡es una blasfemia!
Los invito a unirse a mi oración: confiemos a la misericordia de Dios las víctimas inermes de esta tragedia. Que la Virgen Maria, Madre de la misericordia, suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de paz. Pidámosle a ella proteger y velar sobre la querida Nación francesa, la primera hija de la Iglesia, sobre Europa y sobre el mundo entero. Todos juntos recemos un momento en silencio y después el Ave Maria.