Ciudad del Vaticano/AFP/PL
Catherine Marciano
El papa Francisco obsequió al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, un medallón con «un ángel estrangulando al demonio de la guerra», en la primera visita en décadas de un mandatario de ese país al Vaticano y en momentos en que Turquía bombardea a los kurdos en Siria.
El pontífice argentino, que ha reiterado su rechazo a las guerras y a las armas de destrucción, seguramente no perdió la oportunidad para hablar sobre la ofensiva realizada desde el 20 de enero en Siria contra la región de Afrin, en la reunión privada de 50 minutos que sostuvo con Erdogan.
Con esa intervención, el ejército turco busca oficialmente expulsar de su frontera a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), una organización aliada de Estados Unidos en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, a la que Ankara califica de «terrorista».
El automóvil presidencial de Erdogan llegó a la plaza San Pedro, que estaba vacía y cercada para impedir su acceso. En una inmensa zona del centro de Roma se prohibieron manifestaciones.
Sin embargo, varias decenas de personas lograron manifestarse hacia el mediodía no muy lejos del Vaticano, convocados por una asociación italiana kurda. «En Afrin se está realizando un nuevo crimen contra la humanidad», denunciaron.
Dos manifestantes fueron detenidos tras breves peleas, anunció la policía.
De su lado el Vaticano dijo que el papa y el presidente turco sostuvieron discusiones «cordiales» al tratar «la situación en el Medio Oriente» con una referencia particular al estatus de Jerusalén, informó un comunicado de la Santa Sede.
Erdogan y el papa Francisco destacaron «la necesidad de promover la paz y la estabilidad en la región a través del diálogo y la negociación, respetando los derechos humanos y la ley internacional», agregó el Vaticano.
Pero según fuentes de la presidencia turca, en el mismo se resaltaron los inconvenientes de la decisión de Estados Unidos sobre el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, y coincidieron en que tal medida no debía llevarse a efecto.
No obstante, no hubo mención directa a Turquía o los bombardeos contra los kurdos en Siria.
Erdogan tenía previsto agradecer al papa por haber criticado la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. «Ambos estamos a favor de defender el statu quo (en Jerusalén) y tenemos la voluntad de protegerlo», declaró el dirigente turco en una entrevista publicada el domingo por el diario italiano La Stampa.
Un ángel de la paz
El jefe de Estado turco llegó retrasado y sonriente a la cita con el papa que lo recibió con un semblante más serio. El clima pareció distenderse al momento del intercambio de regalos y de tomarse una pausa, describieron los periodistas presentes.
«Este es un ángel de la paz que estrangula al demonio de la guerra», dijo el papa al obsequiarle un medallón de bronce de unos veinte centímetros de diámetro. «Es el símbolo de un mundo basado en la paz y en la justicia», agregó.
El medallón representa un ángel místico que se acerca los hemisferios norte y sur, mientras combate un dragón.
Por su parte, Erdogan le regaló al pontífice una gran panorámica de Estambul en cerámica, en la cual se podía distinguir la cúpula de la basílica de Santa Sofía convertida por los otomanos en mezquita en el siglo XV.
El papa Francisco, defensor de un diálogo interreligioso, hizo un viaje a Turquía en noviembre de 2014, en un clima poco acogedor. Erdogan, un musulmán devoto, aprovechó aquella ocasión para denunciar la «islamofobia» y señalar la responsabilidad de Occidente en el ascenso del fundamentalismo islámico.
Mostró entonces a Francisco, partidario de la austeridad que reside en una vivienda de 50m2, su fastuoso palacio presidencial de un millar de habitaciones y 200.000 m2, esto es, casi la mitad de la superficie del Vaticano.
En junio de 2016, durante un viaje a Armenia, el papa habló del «genocidio» armenio, provocando la ira del gobierno turco, que fustigó «una mentalidad de cruzada».
Sin prensa
Erdogan está acompañado por una delegación de 16 personas, entre ellas su esposa y una de sus hijas, así como por de cuatro ministros.
Se reunirá también con el presidente italiano, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Paolo Gentiloni, con los que abordará probablemente asuntos como la inmigración clandestina, la industria de la defensa o la adhesión a la Unión Europea (UE).
Erdogan rechaza cualquier opción distinta de una «adhesión» de Turquía a la UE, descartando así la propuesta francesa de una simple «asociación» entre Turquía y el bloque comunitario.
No estaba previsto ningún encuentro con la prensa. El mandatario turco suscitó duras críticas a primeros de enero en París tras emprenderla con un periodista francés que le había hecho una pregunta sobre la presunta entrega de armas turcas al grupo Estado Islámico en 2014.