Por Kelly Velásquez
Ciudad del Vaticano/AFP
El papa Francisco recibió este miércoles en el Vaticano por primera vez al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, una audiencia de media hora durante la cual hablaron de «promover la paz en el mundo».
El encuentro, muy esperado y precedido por tensiones, comenzó a las 8:30 de la mañana, hora local, en el estudio privado del papa, en el segundo piso del palacio apostólico, y bajo imponentes medidas de seguridad.
Hubo «un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional y con la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso», informó el Vaticano.
«Se ha manifestado satisfacción (…) por el compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia», recalca la nota vaticana, que pidió además «una colaboración serena» incluso en campos como «la asistencia a los inmigrantes».
El presidente estadounidense y su esposa Melania, vestida rigurosamente de negro y con mantilla, llegaron a las suntuosas salas del Vaticano acompañados por una comitiva de unas doce personas.
El papa recibió con un apretón de manos a un sonriente Trump en la puerta de la biblioteca, tras lo cual lo invitó a entrar al recinto para sentarse a solas y frente al escritorio papal. Un traductor asistía al encuentro.
«Welcome» (bienvenido), dijo el papa a lo que Trump respondió «es un honor».
Los dos líderes tienen posiciones opuestas sobre temas como migración, cambio climático, venta de armas, pena de muerte, e islam, por lo que la reunión había generado muchas expectativas.
«Gracias, gracias. No olvidaré lo que me ha dicho», aseguró Trump al papa al término del encuentro.
Textos sobre la paz
La audiencia privada duró el tiempo promedio concedido por el papa a los mandatarios, tras lo cual Trump presentó a la delegación que lo acompaña, entre ellos su hija Ivanka, también de negro pero sin mantilla.
La audiencia tuvo lugar particularmente temprano, debido a que Francisco debía presidir dos horas más tarde la tradicional audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos de todo el mundo.
El encuentro fue fijado tras meses de especulaciones sobre la reticencia de Trump a reunirse con el pontífice durante su primera gira exterior de nueve días.
El papa aprovechó la ocasión para regalarle a Trump un emblemático texto suyo sobre la paz titulado «La no violencia, estilo de una política para la paz», escrito con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz 2017.
«Espero que sea un instrumento de paz», le dijo en español a Trump, quien respondió en inglés: «lo leeré».
Por su parte el mandatario estadounidense obsequió al papa una serie de libros de Martin Luther King, el pastor estadounidense defensor de los derechos civiles para los afroestadounidenses, entre ellos uno firmado por el renombrado activista.
El presidente estadounidense, un protestante presbiterano, y su tercera esposa, católica, visitaron después la Capilla Sixtina y la basílica de San Pedro.
«Viaje histórico»
«Este es un viaje histórico. Ningún presidente había visitado en una sola gira la tierra de origen de judíos, cristianos y musulmanes. El presidente Trump está buscando unir a los pueblos de todas las religiones alrededor de una visión común de la paz», había explicado a la AFP horas antes del encuentro Herbert McMaster, consejero de Seguridad Nacional del presidente.
La condena al aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, son algunos de los llamados «valores no negociables» para la Iglesia católica con los que Trump concuerda con particular ahínco.
Pero Trump y el primer pontífice de origen latinoamericano también defienden modelos económicos y sociales opuestos, y han chocado en temas como la construcción de un muro entre Estados Unidos y México contra la migración, la asistencia a los pobres, las relaciones con el mundo islámico o la estrategia en Oriente Medio.
Trump, que llegó proveniente de Arabia Saudí e Israel, dos importantes aliados de Estados Unidos, busca «convergencias» con el líder de 1.300 millones de católicos tras haberse reunido con representantes de otras dos grandes religiones monoteístas, musulmanes y judíos.
La apretada agenda de Trump incluyó luego una reunión de cortesía con el presidente y el jefe de gobierno italianos en el Palacio del Quirinal.
Mientras tanto, Melania visitó el hospital infantil Bambino Gesù, cerca al Vaticano, e Ivanka abordó el tema del tráfico de emigrantes en la sede de la influyente comunidad católica de San Egidio, llamada el brazo diplomático del Vaticano.
Trump debía partir luego a Bruselas, donde asistirá el jueves a una cumbre de la OTAN y luego regresará a Italia para participar en una cumbre de los siete países más industrializados (G7), que se realizará viernes y sábado en Taormina, Sicilia (sur).