Renato Martínez
Vatican News
“Desde aquí envío mi saludo a todo el pueblo santo de Dios que peregrina en El Salvador y vibra hoy por el gozo de ver a uno de sus hijos en el honor de los altares”, con estas palabras el papa Francisco alentó este lunes 15 de octubre a los peregrinos de El Salvador que vinieron a Roma con ocasión de la canonización de San Óscar Romero, a quienes recibió en audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano.
San Óscar Romero encarna la imagen del buen pastor
En su discurso, el Santo Padre agradeció y saludó a los más de cinco mil peregrinos que han venido a Roma para participar en la canonización de Mons. Romero y venerar un pastor insigne del continente americano, y al mismo tiempo para manifestar su adhesión y cercanía al Sucesor de Pedro.
“San Óscar Romero supo encarnar con perfección la imagen del buen pastor que da la vida por sus ovejas – precisó el Pontífice al saludar a los obispos de El Salvador – por ello, y ahora mucho más desde su canonización, pueden encontrar en él un ‘ejemplo y un estímulo’ en el ministerio que les ha sido confiado. Ejemplo de predilección por los más necesitados de la misericordia de Dios. Estímulo para testimoniar el amor de Cristo y la solicitud por la Iglesia, sabiendo coordinar la acción de cada uno de sus miembros y colaborando con las demás iglesias particulares con afecto colegial. Que el santo obispo Romero – invocó el Papa– los ayude a ser para todos signos de esa unidad en la pluralidad que caracteriza al santo pueblo fiel de Dios”.
San Óscar Romero, servidor del pueblo sacerdotal
Asimismo, el papa Francisco dirigió unas palabras de afecto a los numerosos sacerdotes, religiosos, religiosas presentes y los que quedaron en su Patria.
“Ustedes, que se sienten llamados a vivir un compromiso cristiano inspirado en el estilo del nuevo santo –alentó el Pontífice– háganse dignos de sus enseñanzas, siendo ante todo ‘servidores del pueblo sacerdotal’, en la vocación a la que Jesús, único y eterno sacerdote, los ha llamado. San Óscar Romero veía al sacerdote colocado en medio de dos grandes abismos: el de la misericordia infinita de Dios y el de la miseria infinita de los hombres. Queridos hermanos, trabajen sin descanso para dar cauce a ese anhelo infinito de Dios –agregó el Papa– de perdonar a los hombres que se arrepienten de su miseria, y para abrir el corazón de sus hermanos a la ternura del amor de Dios, también a través de la denuncia profética de los males del mundo”.
San Óscar Romero, cada católico ha de ser un mártir
De igual modo, el Santo Padre expresó un cordial saludo a los numerosos peregrinos venidos a Roma para participar en esta canonización, y también a los miembros de la comunidad salvadoreña de Roma. “El mensaje de San Óscar Romero va dirigido a todos sin excepción, grandes y chicos, para todos. Me impresionó al entrar una abuela de 90 años que gritaba y aplaudía como si tuviera 15. La fuerza de la fe es la fuerza del pueblo de Dios. Él, Mons. Romero, repetía con fuerza que cada católico ha de ser un mártir –recordó el Papa citando la homilía que pronunció el Santo el I Domingo de Adviento de 1977– porque mártir quiere decir testigo, es decir, testigo del mensaje de Dios a los hombres. Dios quiere hacerse presente en nuestras vidas, y nos llama a anunciar su mensaje de libertad a toda la humanidad. Solo en Él podemos ser libres: libres del pecado, libres del mal, libres del odio en nuestros corazones, libres totalmente para amar y acoger al Señor y a los hermanos”.
San Óscar Romero, la fuerza de la oración
Pero ser verdaderamente libres, no es fácil, puntualizó el papa Francisco, y por eso necesitamos el apoyo de la oración. Necesitamos estar unidos a Dios y en comunión con la Iglesia. “San Óscar nos dice que sin Dios, y sin el ministerio de la Iglesia, esto no es posible. En una ocasión, se refería a la confirmación como al ‘sacramento de mártires’ –señaló el Pontífice- y es que sin ‘esa fuerza del Espíritu Santo, que los primeros cristianos recibieron de sus obispos, del Papa…, no hubieran aguantado la prueba de la persecución; no hubieran muerto por Cristo’. Llevemos a nuestra oración estas palabras proféticas, pidiendo a Dios su fuerza en la lucha diaria para que, si es necesario, estemos dispuestos también a dar nuestra vida por Cristo”.
San Óscar Romero, signo de paz y reconciliación en Latinoamérica
“Sus gentes tienen una fe viva que expresan en diferentes formas de religiosidad popular y que conforma su vida social y familiar, la fe del Santo Pueblo fiel de Dios. A los sacerdotes, a los obispos le pido: cuiden al santo pueblo fiel de Dios, no lo escandalicen, cuídenlo”. Y pese a que no han faltado las dificultades y el flagelo de la división y de la guerra; la violencia se ha sentido con fuerza en su historia reciente -aseguró el Papa- ese pueblo resiste y va adelante”. No son pocos los salvadoreños que han tenido que abandonar su tierra buscando un futuro mejor. El recuerdo de San Óscar Romero es una oportunidad excepcional para lanzar un mensaje de paz y de reconciliación a todos los pueblos de Latinoamérica.
El pueblo lo quería a Mons. Romero, el pueblo de Dios lo quería, y saben por qué -preguntó el Pontífice- porque el pueblo de Dios sabe olfatear bien dónde hay santidad.
Y acá entre ustedes, yo tendría para agradecer a tanta gente, a todo el pueblo que lo ha acompañado, que lo ha seguido, que estuvo cerca de él, pero cómo hago para agradecer, así que elegí a una persona, una persona que estuvo muy cerca de él, y lo acompañó y lo siguió, una persona muy humilde del pueblo: Angelita Morales -la secretaria de Mons. Romero desde las décadas de los 70- en ella pongo la representación del pueblo de Dios. Yo le pediría a Angelita si puede venir.
Junto a la alegría de todos ustedes, pido a María, Reina de la Paz -invocó el Papa-, que cuide con ternura a todos los habitantes de El Salvador y que nuestro Señor bendiga a sus gentes con la caricia de su misericordia.
Y, por favor -¿ ustedes pagaron entrada para entrar acá o no? ¡No! Bueno, ahora van a tener que pagar y el precio es que recen por mí. Rezamos a la Virgen antes de recibir la bendición.
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