Su santidad deploró el debilitamiento de tratados mundiales sobre el control de artefactos bélicos de ese y otro tipo, al indicar que la acumulación de los atómicos fragiliza la paz, constituye un gasto de capital y pone en riesgo a la humanidad.
‘Estoy convencido de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario. Pido a los líderes políticos recordar que estas armas no pueden protegernos de las actuales amenazas a la seguridad nacional e internacional’, indicó.
Luego de colocar una ofrenda floral ante un memorial erigido en homenaje a las víctimas del bombardeo atómico de Nagasaki, Francisco dijo que el lugar es un ‘crudo recuerdo del dolor y el horror que los seres humanos pueden infringirse unos a los otros’.
Uno de los más grandes anhelos del corazón humano ?acotó- es tener seguridad, paz y estabilidad. La posesión de armas nucleares y otros artefactos de destrucción masiva no es la respuesta a este deseo, más bien lo frustra.
Consideró una grave afrenta las grandes fortunas hechas mediante la fabricación, modernización y venta de artículos de guerra, mientras en el mundo millones de niños y familias viven en condiciones indignas.
También lamentó el clima de desconfianza que devora los esfuerzos para controlar y evitar la proliferación de esos equipos, como es el caso del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio que aborda la eliminación de misiles.
Dicho convenio fue firmado en 1987 entre la exUnión Soviética y Estados Unidos, pero la última nación lo abandonó recientemente citando la presunta violación del acuerdo por parte de Rusia.
Aparte de Nagasaki, Francisco estuvo en Hiroshima y también depositó ofrendas florales ante un monumento a los mártires de esa localidad crucificados en 1597 durante una cruzada contra el Cristianismo.
Allí pidió nunca olvidar el sacrificio de esos religiosos.
Su santidad realiza desde ayer su primera visita pastoral a Japón y mañana en la capital nipona dialogará con jóvenes, el emperador Naruhito, el primer ministro, Shinzo Abe, otras autoridades y el cuerpo diplomático, además de celebrar una misa en el Domo de Tokio, el estadio más famoso de Japón.
El viaje cerrará el martes al mediodía, pero antes tendrá una homilía privada en la capilla de la Universidad de Sophia, allí desarrollará otras actividades y dará otro discurso.
Este es el primer periplo de un papa
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