Ciudad del Vaticano/AFP
El papa Francisco pidió a los latinoamericanos que «cultiven la propia diversidad cultural» y no se dejen «colonizar ideológicamente», durante la misa que presidió en la basílica de San Pedro con ocasión de la festividad de la Virgen de Guadalupe.
Se trata de la sexta misa que un papa celebra en el Vaticano por la llamada Emperatriz de América, patrona de todo el continente, cuya fiesta se festeja el 12 de diciembre.
En una basílica llena de fieles latinoamericanos que residen en Roma, el papa argentino presidió la misa, cocelebrada con decenas de sacerdotes y marcada por la música.
El grupo musical «Domenico Zipoli Ensemble» interpretó además un repertorio de composiciones creadas en Sudamérica por misioneros jesuitas durante los siglos XVII y XVIII.
La misa se celebró en el día de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, considerada una protectora de sus pueblos, y constituye un reconocimiento a la historia de los católicos en ese continente.
«Ella es signo de la gran riqueza que estamos invitados no sólo a cultivar, sino también a defender valientemente de todo intento homogeneizador, especialmente en estos tiempos», dijo el papa durante la homilía.
Francisco advirtió que al homogeneizar la cultura se «termina imponiendo, bajo slogans atrayentes, una única manera de pensar, de ser, de sentir, de vivir», dijo.
«Se termina por invalidar o esterilizar todo lo heredado de nuestros mayores, lo que afecta también a nuestros jóvenes, que se sienten poca cosa por pertenecer a tal o cual cultura», explicó ante numerosos emigrantes latinoamericanos.
El papa lamentó que «nuestras comunidades indígenas y afroamericanas en muchas ocasiones no suelen ser tratadas con dignidad e igualdad de condiciones».
Asimismo, denunció el trato y la exclusión que padecen «pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; los niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual», recalcó.
En su homilía, el primer pontífice latinoamericano de la historia resaltó las particularidades de la imagen de la Virgen mexicana, «de piel morena y rostro mestizo, sostenida por un ángel con alas de quetzal, pelícano y guacamayo; la madre capaz de tomar los rasgos de sus hijos para hacerlos sentir parte de su bendición», explicó.