Rolando Alvarenga
Cuenta la historia que durante la primera y segunda Guerra Mundial los militares asiáticos se incrustaban una daga en el estómago en señal de vergüenza y dignidad por fallarle a la patria.
Con seguridad, tras el vergonzoso papelón salvadoreño en los Juegos Centroamericanos Managua 2017, ningún dirigente deportivo tendrá el coraje para imitar a los asiáticos y dar un paso al costado.
Un papelón, el peor de todos los tiempos en la justa regional, del que solo se salvan los ganadores de oro y plata.
Una vergonzosa actuación en la que me quedé corto al vaticinar de que no pasaríamos del tercer lugar en Managua.
Tras una buena primer semana, me fue penoso constatar que todo se derrumbó en la segunda semana, ya que terminamos luchando aflictivamente con Panamá por el cuarto lugar.
La nota alegre que salvó, en parte, la actuación cuscatleca fue la espectacular exhibición de los atletas de Levantamiento de Pesas. Los halterofilistas lograron diez medallas de oro y terminaron en el segundo puesto, ya que Guatemala logró doce metales dorados.
El voleibol sala masculino también puso en alto el nombre del país en los deportes de conjunto. Otro aspecto destacable fue la denuncia de la marchista Yessenia Ivania Miranda, por falta de apoyo económico del COES y el INDES.
El penoso papel en los centroamericanos refleja lo que tenemos y el retroceso que ha tenido el deporte salvadoreño.
Antes de que Belice nos gane en los supuestos Juegos Centroamericanos Santa Tecla 2021, sería ideal una purga integral en las tres dirigencias deportivas, sino habrá que esperar a que esta gente deje sus cargos. ¡Qué vergüenza!