Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Cumplir años es acertar en la vida, ello no es solo una frase rutinaria, en mi caso también hago un recuento de los momentos en que la muerte se equivocó por breves segundos: en aquella ocasión fuimos en excursión colegial al Lago de Ilopango (Apulo), chicos que no superábamos los diez años, nos lanzamos al agua que no tardó en cobrarnos la osadía y en medio del palpitante manoteo, me ahogaba o quizás nos ahogábamos, creímos que el fondo era superable, pero no era así, sin poder flotar las imágenes bajo el agua se convierten en borrosas y desesperadas, no obstante alguien me tomó del brazo… para contar la historia; luego en Managua Nicaragua, otro lago, otra escena similar, uno no mide las distancias de tal manera que ahí estábamos a corta distancia de la playa, pero el engañoso espejismo de profundidad era superior a nuestra altura y la escena se repitió; iban dos stricke entonces mis padres decidieron no correr riesgos y me mandaron a un curso de natación, del cual aún tengo buenos recuerdos por mis compañeritas acuáticas y las maestras. Pasó el tiempo y en la Universidad la obligación de ingresar a las luchas revolucionarias contra el autoritarismo eran compatibles con mis ideales, asistíamos a las manifestaciones, la toma de catedral, la toma de ministerios, marchas solidarias y si lo preguntan también estudiábamos como locos; un día la movilización llegó al Parque Centenario, era de noche y se inauguraba una oficina popular, en eso estábamos cuando un camión cargado de guardias disparó a discreción, el compañero del lado recibió un balazo que era mío; la confusión fue general y los fallecidos también; después en la Clínica de AGEUS a un costado de la Facultad de Derecho otro grupo siniestro disparó una ráfaga justo donde estábamos, superó mi altura por unos centímetros, pero suficiente para comprender que la muerte me pelaba los dientes. Durante la guerra, los bombardeos de la artillería eran lo mismo que las películas de las II Guerra Mundial, ahí estábamos en las quebradas en esos huecos de pequeñas rocas, las metrallas caen como granizos, zumban en el aire, lo cortan como pequeños boomerang, puedes escuchar zoom en el aire a tu alrededor, son pedazos metálicos mortales, la secuencia marca un arco que se acerca y se acerca, sabes que en el siguiente evento llegarán a tu posición y justo ahí se detiene… la muerte se aleja uf, uf… Si decides casarte un día 7 de septiembre y el Ejercito también te busca la misma fecha, solo Dios puede salvarte de una muerte segura ¡y lo hizo!… Claro hay más historias, para un cumple años es suficiente.
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