Ricardo Flores
El Parque Zoológico Nacional fue inaugurado el año de 1953, como una iniciativa que buscaba ofrecer a los salvadoreños contacto y educación en temas de ciencias naturales, específicamente biología y veterinaria.
Con el pasar de los años la popularidad del recinto decreció. Por otra parte, se encuentra inserto en una zona de alta incidencia delincuencial, lo que dificulta más la situación del Parque Nacional.
Esmeralda Martínez, ha recorrido las 8.5 manzanas del Parque Zoológico por más de diez años. Ella es encargada de Peces, Anfibios y Reptiles. Al ingresar con ella, al zoológico, es imposible no ver su vínculo, no solo con los animales a su cargo sino con cada uno de los huéspedes del lugar.
A parte de sus labores diarias dedica su tiempo a actividades, que realmente escapan de sus deberes oficiales, demandando más tiempo del necesario. La crianza de grillos para alimentar a reptiles, ratones para alimentar serpientes, entre otros. Ella confiesa que la labor es demandante, pues se trata de seres vivos, con quienes surgen emergencias y necesidades de último momento.
Martínez afirma que alrededor de un 70 % de los animales son rescatados. Esto quiere decir que provienen, en una gran mayoría, de viviendas de particulares en cuyos casos son vecinos de los propietarios de los animales, que alertan a las autoridades de la posesión de los mismos.
En algunas ocasiones los animales provienen de los múltiples circos que desfilan por nuestro país. Maltratados, deprimidos, con enfermedades y lesiones, en muchas ocasiones de severa gravedad. Los animales llegan a ser literalmente abandonados por sus cuidadores, en las instalaciones del Zoológico Nacional.
Finalmente este año, la futura ministra de Cultura del gobierno de Nayib Bukele, Suecy Callejas, desmintió que dentro de los planes del gobierno se encuentre el cierre del emblemático parque nacional, pero aseguró que trabajarán en él, al mismo tiempo que denunciaba las “malas condiciones”, en las que el recinto mantiene a sus animales. Al mismo tiempo explicó que parte de avanzar es mirar a ejemplos como el de Costa Rica, que ha cerrado ya todos sus zoológicos.
Pero para la bióloga Esmeralda Martínez, quien ha tenido experiencia laboral incluso en zoológicos fuera del país, es el presupuesto, la inexperiencia de los cuidadores no profesionales o tecnificados y otra serie de dificultades, lo que afecta al recinto.
“Muchas de las zonas se construyen como «emergencia» o para palear una situación en la que vienen animales que no esperábamos de emergencia, heridos, rescatados o decomisados por la Policía Nacional Civil. Pero la costumbre acá es que eso nunca cambia, los animales quedan en recintos improvisados, donde no tienen condiciones ideales. ¿Y qué hace uno ahí si el presupuesto no alcanza para adecuar bien el espacio?” -esto por mencionar uno de los problemas más grandes del recinto.
Es entonces necesario, según el personal del recinto, visibilizar las necesidades y sobre todo el trabajo que se realiza dentro, pues dista mucho de ser un “zoológico” y funciona más como un albergue de animales rescatados, enfermos y en malas condiciones, que de no existir no tendrían un lugar donde ir.
Incluso de cerrarse el zoológico, para los especialistas como Esmeralda, nuestro país no cuenta con un lugar como una “reserva protegida”, en donde los animales puedan ser puestos en libertad. Y eso obviando el arduo trabajo de adaptar animales que han vivido en cautiverio, durante años, a la vida salvaje. “Es una labor en extremo larga y difícil”, concluyó.