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Por Ariela Navarro
Bogotá/AFP
Las primeras 12 de un grupo de 60 víctimas del conflicto armado en Colombia, look que participarán en los diálogos de paz que el gobierno Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC desarrollan en Cuba, partieron este viernes a La Habana.
«Se trata de un grupo muy diverso. Pero todos comparten el deseo de compartir el dolor que sufrieron para que otros no tengan que pasar por algo parecido», dijo en rueda de prensa Fabrizio Hochschild, coordinador residente de la ONU en Colombia, al revelar la conformación de la delegación.
Para la selección de los representantes de los damnificados primaron los criterios de «equilibrio para reflejar el universo de víctimas» del conflicto armado colombiano, el más prolongado de Latinoamérica con más de cinco décadas de antigüedad, explicaron delegados de la ONU, la Universidad Nacional y la Iglesia Católica, a quienes la mesa negociadora encomendó esta tarea.
Entre los seleccionados hay víctimas de la guerrilla comunista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero también de agentes del Estado, de paramilitares de derecha y de distintos grupos armados combinados.
El grupo ya viajó a La Habana para dar este sábado su testimonio en el marco de las conversaciones de paz que el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC adelantan desde noviembre de 2012.
Está previsto que la delegación reciba asistencia psicológica, en caso de requerirlo.
Entre las víctimas de las FARC están Constanza Turbay, familiar de varios políticos asesinados por los rebeldes; Ángela María Giraldo, hermana de Francisco Javier Giraldo, diputado secuestrado y asesinado por este grupo insurgente; y Nelly González, desplazada y madre de un comandante de policía asesinado por guerrilleros.
Además, integran la delegación Leyner Palacios, líder de los familiares de las víctimas de una masacre donde 79 personas murieron en 2002 por un ataque de las FARC en un enfrentamiento con paramilitares; y Jorge Vásquez, exconcejal del municipio de Pitalito, desplazado por amenazas y hostigamientos de las FARC.
Como víctimas de acciones de grupos paramilitares fueron elegidos Debora Barros, una indígena wayúu cuya familia fue asesinada en La Guajira en 2004; y Jaime Peña, padre de un joven asesinado junto a otras 31 personas en 1998 por grupos armados de derecha.
En el grupo hay también víctimas de abusos de agentes del Estado, como Alfonso Mora León, padre de un miliciano de las FARC secuestrado, torturado y asesinado en 1996; Yaneth Bautista, hermana de Nidia Érika Bautista, desaparecida en 1987; y José Antequera, cuyo padre, dirigente del partido de izquierda Unión Patriótica, fue asesinado en 1989.
También viajó a Cuba Luz Marina Bernal Parra, cuyo hijo discapacitado fue asesinado y hecho pasar por un guerrillero, uno de los casos conocidos como «falsos positivos» del Ejército.
Integra asimismo la delegación María Eugenia Cruz, víctima de violencia de género, desplazamiento y persecución por parte de distintos grupos armados.
El conflicto armado en Colombia, en el que durante más de medio siglo han participado guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha, agentes del Estado y bandas criminales, ha dejado hasta ahora 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados, según cifras oficiales.
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Fotografía: Débora Barros, indígena wayúu, líder las víctimas de la masacre de Bahía Portete, en la alta Guajira, donde fueron asesinadas el 18 de abril de 2004 por paramilitares cinco de mujeres de su familia. (Foto Héctor Fabio Zamora/El Tiempo/Colombia)
