Ciudad del Vaticano/AFP
La participación de China en un foro internacional sobre el tráfico de órganos en el Vaticano suscitó este martes fuertes críticas por parte de expertos en ética médica, los cuales acusan a ese país de ser un mal ejemplo.
La presencia del exviceministro de Salud y actual jefe del Comité Chino de Donación de Órganos y Trasplantes, Huang Jiefu, como invitado oficial a la conferencia organizada por la Academia Pontificia de las Ciencias, es algo inusual en el Vaticano, que no tiene relaciones diplomáticas con China desde 1951.
El papa Francisco, que ha condenado en varias ocasiones y sin tapujos el tráfico de órganos en todo mundo, considera que ese fenómeno constituye «una nueva forma de esclavitud».
Según el diario progubernamental chino Global Times, en 2015 se efectuaron sólo 2.766 sustracciones de órganos en China, un dato que expertos ponen en duda.
Un informe realizado por tres investigadores y publicado en julio estima que entre 60.000 a 100.000 operaciones de trasplante se realizan anualmente en China, la mayoría en forma clandestina.
La tradición china considera que todo muerto sea enterrado sin mutilaciones, y es por ello que muy pocos chinos aceptan la extracción de órganos para trasplantes.
Durante décadas, los trasplantes se realizaban con órganos procedentes de los presos ejecutados y se sospecha que no habían dado su consentimiento, según denuncias de las ONG.
China prohibió oficialmente esa práctica en enero de 2015, pero quedan muchos interrogantes y preocupaciones.
«Está prohibido en todas las circunstancias», aseguró Huang Jiefu a un grupo de periodistas tras tildar la controversia sobre su presencia en el Vaticano de «ridícula».
«Hay tolerancia cero. Sin embargo, hay que tener en cuenta que China es un país muy grande, con una población de 1.300 millones de personas y es posible que haya violaciones de la ley. Si se descubren, son severamente castigadas», explicó.
Para Wendy Rogers, experto en ética médica de la Universidad de Macquarie en Australia y presidente de comité consultivo sobre la lucha contra el tráfico de órganos de China, la presencia de un representante de la nación asiática en el encuentro es «impactante».
Rogers, junto con un grupo de expertos, entre ellos un excirujano chino, escribieron al Vaticano para denunciar la situación.
La Santa Sede «debe ser consciente de que la propaganda china va a utilizar esa forma de reconocimiento por parte de organizaciones internacionales prestigiosas, aún si es indirecto, para mejorar la reputación de su sistema de trasplantes de órganos, privo de ética», advirtieron.
En su respuesta, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, rector de la academia pontificia y organizador del foro, explicó que esos encuentros son ante todo «ejercicios académicos y no palcos para hacer declaraciones políticas polémicas».
China fue invitada al simposio del Vaticano tras dar señales de estar en línea con el enfoque de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostiene Francis Delmonico, cirujano estadounidense y miembro de la Academia Pontificia desde 2016.
La celebración en agosto en Hong Kong, de la conferencia anual de la Sociedad Internacional de Trasplantes provocó fuertes protestas por parte de médicos y ONG del sector, las cuales consideran que es «imposible» verificar los cambios realizados por China.