Ramón D. Rivas*
La Universidad Tecnológica de El Salvador, cialis sale mediante el Museo Universitario de Antropología, viagra MUA, sovaldi inauguró recientemente la imposición de esculturas titulada “Identidades negadas”, del maestro Pastor Sabillón: magna exposición de este artista hondureño que, gracias al esfuerzo también de quienes lo apoyaron para que nos comparta su trabajo, como el Centro Cultural One Way, la Embajada de Honduras y la Asociación I Sant’Innocenti, es hoy en nuestro país una realidad. Yo considero que la obra del maestro Pastor Sabillón es una manifestación creativa original acerca de las mujeres, pero ahora vista desde el arte escultórico. Es arte simbólico que mitifica formas y gestos. Es expresión de abuso sobre el sexo femenino ocurrente en todo el mundo, no importando raza, color ni mucho menos estatus social, cultural o religioso. Sabillón es el artista que ha sabido crear y recrear en barro para hacer manifiesto ese grito de impotencia, de soledad, que caracteriza a millones de mujeres alrededor del planeta. Cada pieza y su conjunto son como un grito de esperanza para un mundo mejor. Es la mujer que nació para dar vida, pero también para sufrir en un entorno lleno de construcciones sociales opresoras y desventajosas para ellas mismas. Entonces, el de Sabillón se trata de un arte para la reflexión; son las mujeres puestas una vez más sobre la palestra; pero ahora en la forma de esculturas, como para gritar al mundo su realidad, y con ello un ¡basta ya!… Es arte surrealista de lo humano; y por eso es también antropología surrealista, ya que el objetivo común es trascender —no solo como un documento—, describir críticamente o subvertir los órdenes locales de la cultura y la historia. El sujeto es el ser humano, pero visto desde el arte. Es la obra del artista que va más allá, lo que implica un amor por el cambio, pero para lo verdaderamente mejor. La muestra de mujeres que ahora nos ofrece el maestro Sabillón se torna en historia contada, en verdades asombrosas. Ahora bien, ¿qué se puede decir acerca del maestro Pastor Sabillón? De él no se puede hablar si no es desde su propia perspectiva en cuanto a la vida y el arte. Por eso, me remito a los conceptos que expresó en una conversación que tuvimos hace un par de días. Su visión del propósito de toda manifestación artística es que no debe ser solo decorativa, sino que siempre debe contener una fuerza crítica y de denuncia social, tanto de lo que afecta al individuo como a la familia y, por ende, a la sociedad, aunque está consciente de que cambiar los errores humanos no está a su alcance. En esta exposición ha enfocado su sentir o percepción de los hechos denunciables en tres situaciones difíciles por las que cruzan muchas mujeres —niñas, jovencitas, adultas, ancianas…— en todo el mundo actualmente: en primer lugar, el “femicidio”. A propósito, un término que no ha sido aceptado por la Real Academia de la Lengua pero que busca diferenciar el homicidio de féminas, o sea, de mujeres, tomando en cuenta que homicidio se refiere a la muerte que le da una persona a otra, indistintamente del sexo de la víctima. Pero, volviendo al tema, es interesante que en esta parte de la colección el maestro me contó que usó, como medio de expresión en el conjunto de las piezas, el lenguaje de señas, propio de las personas sordomudas —“voces silenciosas”, dice él—, de tal forma que la posición de los dedos de la mano que cada cuerpo tiene en vez de cabeza, de cada una de estas esculturas, significa una letra, formando así la frase “no femicidio”, como quien dice un “basta ya”. El maestro Sabillón dice que —como es natural— la persona muerta, en este caso la mujer, ya no puede hablar, ya no se puede hacer oír; y que de forma similar las autoridades policíacas y de justicia también se quedan como sordomudas en su lucha contra este flagelo, ya sea por impotencia o por falta de voluntad. En cuanto al segundo tema, el de la trata —que es lo mismo que hacer negocios vendiendo personas de casi cualquier edad, por insólito que parezca—, el artista centra su denuncia en la figura de una mujer que refleja una expresión de estar gritando, y que es la malévola que se aprovecha de la ingenuidad o necesidad, por lo general, de otras mujeres para venderlas y prostituirlas. El estigma, en este sentido, no solo recae en mujeres perversas porque también existen los rufianes. Esta es la denuncia: “¡Que se acaben todos estos mercaderes de almas!”. El tercer tema que el maestro aborda es uno de los fenómenos más tristes y condenables de la humanidad: la inmigración. En este, el maestro destaca que entre las piezas de esta sección hay una con cabeza de canino, que representa al tristemente célebre “coyote”, delincuente “profesional” que hace tan difícil la travesía de los migrantes que se van de sus lugares de origen abandonados a su suerte. Y en las otras esculturas de este grupo hay otros elementos relacionados con el hecho migratorio ilegal. Al comentar acerca del uso de la mano como elemento principal de la serie, el artista comenta que esta, en sus polifacéticas poses, le da énfasis y expresividad al mensaje, de tal forma que por eso el resto del cuerpo de la pieza esta como desvanecida, “difuminada”. También hay algunas piezas de cerámica “sueltas” —como dice él—, que están allí para más reflexión: “Bala perdida”, “La despedida”, “Dama de hierro”… son sus títulos. Así pues, Pastor Sabillón nos comparte el resultado de su quehacer artístico y de sus convicciones sociales con esta interesante obra en la especialidad de la cerámica, con todo su bagaje y experiencia profesional en el arte plástico, que esta respaldado por su dominio de otras técnicas de este, lo que incluye numerosos reconocimientos del que ha sido merecedor en países como Italia, España y Francia. Enhorabuena por contar en este país, y en concreto en el MUA, con tan singular exposición, que permanecerá abierta al público hasta la última semana de abril del presente año.
*Director de Cultura. Universidad Tecnológica de El Salvador.
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