Por Odalys Buscarón Ochoa/Moscú/PL
y Jean-Louis de la Vaissiere/Ciudad del Vaticano/AFP
El patriarca de Moscú y de toda Rusia, prostate Kirill, purchase y el Sumo Pontífice Francisco, ampoule papa número 266 de la iglesia católica, descuellan hoy como los protagonistas de un hito histórico en el cristianismo.
Los líderes de las dos iglesias más importantes del mundo cristiano dialogarán este viernes en La Habana, en el primer acercamiento tras casi un milenio de ruptura, y no solo por desavenencias teológicas.
En una sala del aeropuerto José Martí se llevará a cabo el histórico encuentro entre el jefe de la Iglesia católica y el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, el primero de la historia tras el cisma de hace casi un milenio, en el año 1054.
Francisco adelantó su vuelo hacia México para realizar la escala en Cuba, mientras Kirill, que se encuentra ya en la isla caribeña, proseguirá luego una gira de 11 días por otros países de la región, entre ellos Brasil y Paraguay.
El papa será recibido por el presidente cubano, Raúl Castro, quien se desempeñó como facilitador de la reunión, la cual se concluirá tras unas dos horas con una declaración conjunta.
Los líderes de las dos grandes iglesias cristianas están preocupados por la violencia del radicalismo islámico y la persecución contra los cristianos, tanto católicos como ortodoxos, en Medio Oriente y en el norte y el centro de África.
El cisma de 1054 separó a Occidente y Oriente en dos civilizaciones contrapuestas, salpicadas por un océano de discrepancias y una cosmovisión que durante siglos pareció irreconciliable.
Kirill, desde enero de 2009 en el trono ortodoxo, y Francisco, el primer obispo de Roma latinoamericano, hicieron coincidir esta vez sus visitas pastorales al exterior para encontrarse en el Nuevo Mundo, en este caso en Cuba.
La Habana, según el metropolita Volokolamsnki Ilarión, fue el territorio neutral escogido por la relación especial del Patriarca con la Isla de la Libertad, dijo.
Casi 20 años después de intensas negociaciones entre el Patriarcado Moscovita y el Vaticano, la cita es un hecho. No caben dudas que el entorno mundial actual, de crisis y conflictos, emergió como un factor ineludible.
Apenas dos meses antes, el patriarca Kirill declaró que «rehuir del diálogo con la iglesia católica sería ahora un error». Dijo que ambas Iglesias son defensoras de los mismos valores de la vida pública y privada.
Constituye, además, una preocupación común, la situación de las comunidades cristianas en el Medio Oriente y en el norte y centro de Africa, blanco de las persecuciones y genocidio. Precisamente será uno de los temas en la conversación que sostendrán los dos dignatarios.
El diálogo de las principales autoridades de la Iglesia ortodoxa de Rusia y Católica de Roma es hoy epicentro mediático en todo el mundo, mientras que para la comunidad de feligreses destella esperanza en una futura reconciliación.
De acercamiento espiritual e histórico acontecimiento denomina la prensa rusa el encuentro de Kirill y el papa Francisco que tendrá lugar este viernes en el habanero aeropuerto internacional José Martí.
Un editorial de la redacción del canal Rossiya 24 subraya que en los últimos años el Patriarca y el Papa intercambiaron en varias ocasiones felicitaciones y votos de buena voluntad, pese a reconocer las diferencias teológicas entre católicos y ortodoxos y acontecimientos de fecha más reciente que enfrentaron al Patriarcado y al Vaticano en las décadas de 1980 y 1990 por los espacios físicos históricos de las dos Iglesias.
Los dignatarios suscribirán una declaración conjunta y comparecerán ante los periodistas, al término de la ceremonia oficial.
Para el politólogo y reputado publicista Alexander Projanov, el encuentro pastoral del Patriarca y el Papa Romano es extremadamente importante.
Será la primera reunión en siglos de los dos principales líderes religiosos del mundo cristiano, ponderó Projanov durante una réplica de opinión.
Coincidió el analista en los cambios radicales acaecidos en el mundo, que han hecho «a la aldea nuestra un sitio peligroso con un olor perenne a guerra».
Deploró la retórica militarista de algunos políticos y el emplazamiento de bases militares cerca de las fronteras de Rusia y por todo el mundo, unido a las amenazas latentes para toda la humanidad.
A su juicio, los líderes mundiales debían seguir el gesto de diálogo constructivo del patriarca Kirill y el papa Francisco.
El Patriarca y el Papa se encontrarán «para con su palabra evitar la guerra y domar la apasionada retórica de políticos y halcones indomables», sostuvo el también periodista y escritor ruso.
No son solo los conflictos lo que preocupan a los líderes religiosos, sostuvo a su vez, el politólogo Serguei Markov.
Para el también miembro de la Cámara Social, uno de los objetivos que comparten las iglesias ortodoxa y católica es ante todo la necesidad de contrarrestar las represiones masivas contra los cristianos, la destrucción de personas, de templos y el patrimonio universal.
Solo en Siria, cuna de predicadores y apóstoles, decenas y miles de cristianos murieron y millones fueron expulsados de sus hogares, reflexionó Markov en entrevista al periódico Izvestia.
Consideró el politólogo ruso que frenar ese fenómeno monstruoso representa un deber moral y una responsabilidad compartida de los líderes cristianos.
Millones de personas, creyentes o no, en todos los continentes aguardan con esperanza el diálogo del patriarca ortodoxo ruso y el Papa, un encuentro que ingresará a la historia como uno de los grandes hitos de este milenio.
En México, la herida de la violencia
El papa argentino proseguirá su viaje a bordo del avión AZ330 de Alitalia hacia Ciudad de México, adonde llegará tras dos horas de vuelo a las 7:30 hora local.
Francisco será recibido por miles de personas con linternas y teléfonos celulares encendidos para establecer un récord mundial gracias a una multitudinaria «valla de luz y de oración».
Será la séptima visita de un pontífice a México, el segundo país más católico del mundo después de Brasil, con unos 100 millones de bautizados.
El papa latinoamericano, que conoce los grandes males y sufrimientos de su continente, llegará a un país sacudido por una violencia inaudita, donde la víspera murieron al menos 52 personas por un motín en la cárcel de Monterrey.
Con su visita de cinco días, Francisco desea dar voz y esperanza a los migrantes, a las víctimas de las bandas criminales del narcotráfico, de los tráficos ilegales, de la corrupción, los abusos y la pobreza.
De acuerdo con las cifras entregadas al papa en diciembre por organizaciones humanitarias, unas 80.000 personas murieron y otras 26.000 desaparecieron por la violencia en ese país desde 2006.
Francisco, que pernoctará siempre en la sede de la nunciatura de Ciudad de México, decidió personalmente cada una de las etapas y rendirá homenaje a los miles de migrantes latinoamericanos, entre ellos muchos centroamericanos, los cuales atraviesan México rumbo a Estados Unidos en pos de una vida mejor.
De Ecatepec, uno de los municipios más violentos en la vasta periferia de Ciudad de México, a Morelia en Michoacán, pasando por la región de Chiapas en la frontera con Guatemala, donde nació el movimiento revolucionario zapatista, el papa tocará con la mano la realidad social de ese país.
Su viaje terminará en la temida Ciudad Juárez, en la frontera con Texas, tristemente célebre por los feminicidios.