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Paz para Venezuela

Licda. Norma Guevara de Ramirios

Cuando el pueblo venezolano vive el asedio gestado por quienes quieren apropiarse de los recursos valiosos como el petróleo, el oro, el coltán y otros; cuando se expropian los recursos propiedad de ese país y suenan tambores de guerra, es importante expresar por todos quienes no compartimos esos afanes y estrategias imperialistas, exigiendo PAZ PARA VENEZUELA.

Suficientes evidencias de los impactos negativos de esas estrategias tiene la humanidad en la actualidad como para ser indiferentes ante las provocaciones y acciones agresivas contra un pueblo hermano.

El camino de desconocer el resultado de una elección popular donde participaron cuatro aspirantes a la Presidencia de la República, y ordenar a un ciudadano autoproclamarse Presidente, constituye la mayor evidencia de querer tomarse por asalto la conducción de Venezuela ignorando la real voluntad mayoritaria de su pueblo.

Quienes aplauden esa medida y llegan al colmo de reconocer al autoproclamado, están sentando precedentes para que en sus propios países cualquier descontento les desconozca como gobernantes; es alejarse de principios elementales de la democracia.

Los argumentos con los cuales, desde hace años se viene trabajando por apropiarse de las riquezas venezolanas, ha sido develado por analistas de la realidad internacional, siguen un mismo libreto que el utilizado en otros países como Libia, Irak, Siria. Primero la descalificación y señalamiento de sus gobernantes como dictadores, luego la creación de falsos gobiernos que no son otra cosa que peones al servicio del intervencionismo; después el bloqueo económico, las sanciones que acarrean dificultades materiales y descontento, así como la agresión violenta usando fuerzas aliadas o directamente por fuerzas militares estadounidenses.

El saldo de estos procesos es la destrucción de las sociedades en los países intervenidos, la pérdida de instituciones que puedan cohesionar y hacer vivible esos pueblos, por supuesto las emigraciones, el empobrecimiento y sufrimiento por parte de millones y millones de seres humanos.

América Latina cuando creó la CELAC, con gobiernos de distinto signo político, lo hizo con una declaración, la de ver en perspectiva a nuestro continente y al caribe como una extendida zona de paz, y aunque con los procesos electorales hayan ganado fuerzas políticas diferentes a las que gobernaban en el momento de creación de CELAC, están todas obligadas políticamente a respetar ese principio, ese objetivo sagrado que es bueno para la vida de todos nuestros pueblos.

Los gobiernos de los países autodenominados “Grupo de Lima”, deberían revisar sus posturas frente a Venezuela, simplemente se trata de respetar cuestiones elementales como el hecho de que cada país tiene derecho a la autodeterminación y ello implica que son los pueblos con sus reglas las que definen quien debe gobernarles en cada tiempo; se trata de comprender que es ilegítimo pretender que otros sean como quieren los “imperios”, pues llevamos dos siglos de haber proclamado para la mayoría de nuestros países la independencia política respecto a “metrópolis”.

Los gobiernos de los países del autollamado “grupo de Lima”, deberían repensar su postura que hasta hoy parece sometida al interés estadounidense más que al interés de paz de sus propios pueblos; pues es falso que si se desata una acción agresiva militar contra Venezuela, perecerán solamente los venezolanos, y más todavía solo los venezolanos que deciden ser seguidores de la revolución bolivariana que emprendió el expresidente Hugo Chávez. Más bien, esa escalada arrastrará a otros pueblos a una conflagración inmerecida.

Centroamérica lo sabe bien, en los conflictos internos que vivimos los guatemaltecos, los salvadoreños y los nicaragüenses, sabemos perfectamente como los que estaban del lado de los regímenes de la derecha arrastraron a Honduras y a Costa Rica a padecer consecuencias.

Nuestra Centro América sabe lo que son las invasiones con tropas estadounidenses a lo largo de la historia. Las padeció Panamá la más reciente, pero antes Nicaragua y Guatemala, las y los salvadoreños sabemos lo que significó el respaldo económico, militar y político a la dictadura que pudimos vencer luego de una cruenta lucha del pueblo y su movimiento rebelde el FMLN.

Es mejor la paz, lo sabemos, y si queremos para nuestros pueblos la paz, lo correcto y conveniente es que exijamos lo mismo para otros pueblos hermanos, ahora el pueblo hermano asechado con tambores de guerra es Venezuela y por eso debemos elevar nuestra voz, para exigir No a la guerra, si a la paz en Venezuela, respeto a su pueblo y su derecho legítimo a decidir con el voto, como hacemos los demás a los que deben gobernarle.

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