Managua/Prensa Latina
Los resultados de los comicios generales del pasado 7 de noviembre en Nicaragua representan para el gobierno reelecto la continuidad de la paz, la reconciliación y el desarrollo del país, a juicio del presidente Daniel Ortega.
Si bien, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) obtuvo 75.92 por ciento de las boletas, tras el escrutinio de la casi totalidad de las Juntas Receptoras de Votos (JRV), la campaña de desconocimiento internacional, impulsada y financiada por Estados Unidos continúa con la suma de voces.
Nuevamente la Organización de Estados Americanos (OEA), en la figura de su secretario general, Luis Almagro, emite vía Twitter su rechazo a los resultados de las elecciones calificadas por él de ilegítimas y, como ya sucedió en Bolivia con Evo Morales, instó a los países miembros a actuar frente a esa “clara violación”.
Solo resta apreciar si esa respuesta tendrá consecuencias mayores o quedará únicamente en el informe emitido tras el proceso de sufragio en la nación centroamericana, el cual arguye, entre otras cuestiones, que los comicios no cumplieron con los elementos descritos en la Carta Democrática Interamericana.
No obstante, quienes sí estuvieron durante las votaciones desde la mayoría de los departamentos del país fueron los 232 acompañantes internacionales de 27 naciones, con la ausencia de los observadores de la OEA, la Unión Europea y el estadounidense Centro Carter.
Los representantes de partidos políticos y organizaciones progresistas y de izquierda, presentes en Nicaragua, aseguran que no existen pruebas o argumentos para el sostenimiento y difusión de tales falacias y tampoco justifican el irrespeto a la soberanía o la campaña mediática emprendida contra Managua.
Entonces, si ellos que estuvieron in situ refieren la tranquilidad, paz y organización de las elecciones, desde la posibilidad de interactuar con los ciudadanos y constatar le existencia de posibles violaciones a códigos internacionales de democracia, esgrimen argumentos contrarios ¿qué persiguen los desconocedores mundiales?
La lista resultaría infinita y aún restarían elementos para completarla, si se tiene en cuenta los episodios de la historia contemporánea reciente, los intentos de las llamadas revoluciones de colores en Venezuela, Bolivia, Cuba y la propia Nicaragua con las manifestaciones violentas de 2018.
Precisamente, fueron esos los territorios que sí celebraron la victoria sandinista y la decisión del pueblo nicaragüense, “demostración de soberanía y civismo ante la cruel campaña mediática que sufren. Cuenten siempre con el apoyo de Cuba”, escribió en su perfil de Twitter el presidente Miguel Díaz-Canel.
El primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, aplaudió el cuarto mandato consecutivo de Ortega y la reelección de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, la gran jornada de participación popular y pacífica en las elecciones: “los hijos e hijas de Sandino, votan por la paz, la estabilidad y la prosperidad”.
Pero, el FSLN no solo es mayoría en los máximos cargos del país, también obtuvieron una gran ventaja en los escaños de la Asamblea Nacional y el Parlamento Centroamericano con 76 representantes en el órgano legislativo unicameral y 15 en el Parlacen.
Aunque el Frente propone la continuidad de su obra socioeconómica de casi tres lustros, una vez más, el gobierno norteamericano amenaza con el empleo de todas las herramientas diplomáticas y económicas contra el sandinismo y el recrudecimiento de las sanciones aplicadas ya al país más grande de la región.
“El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, debería avergonzarse y pedir perdón por todos los crímenes que han cometido en Nicaragua y el mundo con su política de sometimiento”, expresó este lunes Daniel Ortega durante un acto en conmemoración al aniversario 45 del héroe nacional, comandante Carlos Fonseca.