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Pedro Casaldáliga: la esperanza que solo se justifica en quienes caminan

Jesús Bastante
http://www.periodistadigital.com

La esperanza solo se justifica en quienes caminan”. Palabra de Casaldáliga. La voz del apóstol de la Amazonía se hizo presente esta tarde-noche en el campus de Madrid de la Universidad Carlos III, donde decenas de amigos se concentraron para homenajear a Pedro Casaldáliga. El hombre, el obispo, el intelectual, el poeta subversivo.

Cuatro primeros espada en el conocimiento de don Pedro, Juan José Tamayo, Mari Pepa Raba, Eduardo Lallana y José María Concepción, se ocuparon de trazar un perfil personal e intelectual de Casaldáliga, que el próximo 16 de febrero cumplirá 90 años (¡Santidad, llame a Pedro Casaldáliga por su 90 cumpleaños).

Junto a ellos, Fernando García Casas, secretario de Estado de Cooperación Internacional, quiso enviar un saludo a los presentes, en el que definió a Pedro como “un ciudadano universal”, con “un intenso mensaje cristiano” que hoy, a sus 90 años, sigue siendo un ejemplo “para quienes no nacieron en el lado soleado de la vida”.

Fue José María, el ‘archivero de Casaldáliga’, quien apuntó cómo “Pedro vive, y yo prefiero escuchar, y ser su portavoz”. Así, leyó un texto suyo, que don Pedro pronunció en la Universidad de Campinhas en octubre de 2000, al ser declarado Doctor Honoris Causa. “Un viejo cura de aldea, catalán y poeta”, se definía a sí mismo, aunque pidió ser denominado “Pasionis Causa”, por su “pasión por la utopía” en plena “posmodernidad escarmentada, pero que es la pasión de la esperanza”.

Una utopía frente al “pensamiento único, poder único”, hablaba Pedro, refiriéndose a la “eutopía”, ese “otro lugar” donde quepan todos “para la completa familia humana”, lejos de la “globalización neoliberal homicida y ecocida”. Unas palabras que hoy subrayaría el mismísimo papa Francisco.

Y tres actitudes éticas: la mirada limpia, la empatía compasiva, y la sencillez de vida, para crear unos valores alternativos. Para Pedro, es preciso “tener en cuenta la realidad, trabajar por y con la realidad, y encargarse de ella para transformarla”. “Somos obreros en construcción de la utopía (…) Queremos dar razón de nuestra esperanza, por una esperanza creíble. No se trata de esperar sentados (…). La esperanza no se puede traducir en pasiva resignación religiosa. Contra toda esperanza, esperamos, tal vez… pero andando”.

“Con Pedro, la utopía sigue”, concluyó José María, anunciando la creación de una web donde se colgarán todos los poemas en castellano de Casaldáliga, y que se pondrá consultar aquí.

Por su parte, Mari Pepa Raba recordó sus primeros encuentros con Casaldáliga, allá por 1990. “Desde entonces esos han sido nuestros veranos”, evocó emocionada. “Nuestra vida más cercana con Pedro han sido estos últimos 16 años. Es un comunicador nato y te quiere escuchar”.

Ahora que ella tampoco puede viajar recuerda el momento en que se despidieron. “Será la última vez que nos viéramos. Él me dijo que nos volveríamos a encontrar”.

“Hablar de Pedro ahora es un poco duro. La enfermedad es muy cruel. Él le llama ‘su hermano’, un ‘hermano grileiro’, que le estaba cansando la vida”, apuntó Mari Pepa. O “su superior general”, como recordó Eduardo Lallana.

“Es difícil de explicar. Es un hombre con una armonía en sí mismo, en su conexión con el mundo, con la naturaleza, que va unido al encuentro interior con Jesús”, explicó Mari Pepa, y eso “le lleva al amor que ofrece a los demás, especialmente a los niños”. “Es un hombre delicado, con muy buen humor… Ha sido muy especial con las mujeres, con las madres, con las abuelas”.

“Cuando conoces a Pedro te das cuenta que lo del Evangelio es verdad, que lo del Buen Pastor es así en Pedro”, subrayó Raba, quien confesó cómo en su 80 cumpleaños, el obispo les contó cuando en la Guerra Civil su padre fue arrestado. “Su padre era tratante de ganado y apareció un corderillo que iba detrás del camión con los detenidos. Pedro cogió al cordero y lo abrazó. Y en ese momento sintió que quería ser pastor, quería cuidar a los demás”.

“Un hombre muy radical, muy crítico con la política y con la Iglesia. Y en esa búsqueda de la verdad, ha tenido muy claro que había de hacerlo sin hacer daño a nadie. Para nosotros siempre estará y seguirá allí. Ahora su situación no es buena. Ya no puede hablar y yo me despedí ya en el año 2015”.

“Mi casa y mi corazón están abiertos”, fue la respuesta de Pedro Casaldáliga a la petición de Eduardo Lallana de conocerle. Corría el año 1999. Desde entonces, una experiencia que “ha dado pleno sentido a mi vida desde que le conocí”.

Lallana, presidente de ‘Tierra Sin Males’, habló del río Araguaia, pues el entorno es importante para entender a Casaldáliga. “El río, la tierra, las gentes”. El paisaje de Pedro ha dado naturaleza a toda esa región. “Detrás de su casa está la selva en su virginidad”.

“Pedro hace poesía del cada día”, sostuvo, citando algunas frases de este poeta que, lamentó, “no ha sido reconocido por ninguna universidad española, tampoco de la Iglesia”. Sí por varias latinoamericanas. Junto al río y la tierra, “el pueblo”. “Pedro entrega su existencia por su gente, el pueblo”, destacó. “Dios tiene un sueño -nos dice Pedro-. Este sueño coincide con los mejores sueños de todas las personas y todos los pueblos: la vida, la paz, la justicia, la libertad en la diversidad, en un solo mundo, sin primero ni segundo ni tercero, en la ley suprema del amor”.

“Lo que yo os pido es que no os olvidéis de los pobres. Y estos pobres se concretan en los pueblos indígenas, la mujer marginada, los sin tierra, los prisioneros y los muchos hijos e hijas de Dios prohibidos de vivir en libertad. También os pido que no os olvidéis nunca de la sangre de los mártires”, les pidió a Lallana y Concepción. Eso es, también, la Misa de la Tierra sin Males que “nos invita a la lucha y al compromiso, por una tierra que está naciendo ya”.

También el pueblo negro, oprimido también en Brasil. “Pedro les dedicó la Misa de los Quilombos, pidiéndoles perdón”. En la presentación de la misma, critica cómo “en el nombre de un Dios supuestamente blanco (…), millones de negros vienen siendo sometidos, durante siglos a la esclavitud, a la desesperación y la muerte (…). Pero ahí están, de pie, rompiendo las numerosas cadenas (…). Fulgurantemente negros, al pie de la luz y la esperanza”.

“Me emociona hablar de Pedro”, culminó Lallana, quien recordó cómo, al igual que le sucedió a él, la casa de Casaldáliga siempre está abierta a todos, desde ministros a los más pobres. “A todos los recibe de la misma manera. Por eso Pedro puede decir aquello de ‘al final de mi vida abriré mi corazón lleno de nombres’”.

Finalmente, el teólogo Juan José Tamayo trazó un “retrato en doce imágenes” del obispo-profeta de la Amazonía. Para el director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones ‘Ignacio Ellacuría’ de la Carlos III, la figura de Casaldáliga “trasciende lo religioso”.

“El 16 de febrero de 2018 Pedro Casaldáliga cumple 90 años. Una efemérides para celebrar, conmemorar, festejar, para hacer memoria subversiva de una vida comprometida con la liberación de los pueblos oprimidos y con las causas de los sectores más vulnerables que, como él mismo confiesa, son más importantes que su vida. Pero también para mirar al futuro con esperanza, en medio de los nubarrones que se ciernen por doquier”, señaló Tamayo, quien denunció los “nubarrones” que se ciernen sobre Brasil, “donde una alianza ‘golpista’ entre la oligarquía, el neoliberalismo, una parte de la judicatura y la ‘bancada evangélica’ ha derrocado a la presidenta Dilma Rousseff, elegida democráticamente, ha colocado al frente de la República a un presidente al servicio de la oligarquía y ahora quiere impedir que Lula se presente a las elecciones presidenciales de 2018”.

Para Tamayo, son doce las imágenes que definen a Casaldáliga:

1. El misionero que no va a convertir infieles sino a llevar a cabo una evangelización liberadora con el Evangelio como buena noticia.

2. El profeta, despertador de conciencias adormecidas, que denuncia las injusticias del sistema y, por ello, es amenazado de muerte y anuncia Otro Mundo Posible en la historia.

3. El místico descubre y encuentra a Dios en los rostros de los empobrecidos y habla con él en el silencio.

4. El teólogo, que piensa la fe liberadoramente, la vive esperanzadamente, la práctica a través de la solidaridad, que él mismo llama “la ternura de los pueblos” y se pone del lado de las teólogas y los teólogos de la liberación represaliados.

5. El obispo en rebelde fidelidad e insurrección evangélica y, por ello, siempre bajo sospecha del Vaticano y de no pocos de sus colegas episcopales de Brasil, América Latina y España, donde antiguos compañeros claretianos y luego colegas en el episcopado le pusieron bajo sospecha por su ortopraxis.

6. El poeta, esteta de la palabra encarnada, que no se queda en palabrería vacía sino que provoca revoluciones.

7. El internacionalista, que apoya las luchas populares y no considera ajena ninguna revolución: la cubana, la sandinista, la zapatista, la guatemalteca, la salvadoreña.

8. El intelectual crítico del poder, de todos los poderes, religioso, eclesiástico, político, económico, del imperialismo, del colonialismo, de los poderes oscuros del Vaticano. Pero no iconoclasta sino creativo que hace propuestas alternativas.

9. El ecologista que defiende el derecho de los pueblos originarios a su territorio y el respeto a la Madre Tierra que esos pueblos consideran sagrada y con quien se identifican y forman una unidad ecohumana.

10. El defensor de la causa indígena y negra.

11. El defensor de la causa de las mujeres campesinas, indias, prostitutas, afrodescendientes y el crítico del patriarcado.

12. El macroecumenista en diálogo intercultural interreligioso.

Y una decimotercera imagen: “La pasión por la utopía”. Un hombre esperanzado que tiene pasión por la utopía como otro lugar que está en construcción, con una esperanza creíble, no fundada en promesas electorales ni en la esperanza religiosa pasiva”.

“A sus 90 años, con el párkinson a cuestas, goza de una envidiable lucidez intelectual que expresa con gestos fraterno-sororales y en el silencio meditativo”, concluyó Tamayo, quien destacó cómo Casaldáliga “mantiene un insobornable compromiso liberador, y propone el reino de Dios como alternativa al Imperio, a cualquier Imperio, pasado presente o futuro”.

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