Juan Carlos Cárcamo (San Juan Nonualcos, La Paz, El Salvador, 1973) Realizó estudios en literatura, educación y jurisprudencia. Licenciado en Teología, Maestro en Métodos de Investigación Científica; cuenta con estudios a nivel de Maestría en Psicología Organizacional y Doctorando en Filosofía Iberoamericana por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Ha sido certificado en liderazgo organizacional por el Programa CCDLP de Visión Mundial Internacional. Fue Diplomado por la Sociedad General de Escritores Mexicanos en 1992. Formó parte de agrupaciones teatrales, musicales y literarias, cuenta con diversos premios en los certámenes de Juegos Florales en las ramas de poesía y cuento, incluido en varias antologías, entre ellas: 1- Octubre es el culpable, Antología de Ganadores del 3er. Certamen Literario Alfonso Hernández de la Asociación Salvadoreña de Trabajadores del Arte y la Cultura (Astac, Editorial Sombrero Azul, San Salvador, 1994); 2- Concierto de Estallidos, Antología de Ganadores del 4to. Certamen Literario Alfonso Hernández de la Asociación de Trabajadores del Arte y la Cultura (ídem, 1996); 3- Juegos Florales de Ahuachapán 1998 (Dirección de Publicaciones Impresos, San Salvador, 1999); 4- Escritores de La Paz (Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, marzo, 1995); 5- Antología de una década de Juegos Florales de Zacatecoluca 1985-1995 (Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, 1998);6- Antología Literaria de los Nonualcos (Ediciones Corte Suprema de Justicia, San Salvador, 2006); 7-“Antología literaria de La Paz 2011” Antología del Grupo Escritores de La Paz. (Ediciones Corte Suprema de Justicia, San Salvador, 2011);8-Juegos Florales Salvadoreños 1997-1998 (Dirección de publicaciones e Impresos, San Salvador, 2005); 9-Segundo índice Antológico de la Poesía Salvadoreña (Índole Editores, San Salvador, 2014) entre otras. Ejerce la docencia universitaria a nivel de posgrados, consultor en temáticas de desarrollo humano y analista político en diversos programas radiales, televisivos y virtuales.
PEINAR
TU NOMBRE
A Éntima de Jesús
I
Del otro lado del sol
eres un sol más intenso
Uno capaz de inundar
hasta los recónditos senderos
No hay noche capaz de oscurecer
mi andar sereno
porque llevo tu lámpara esgrimida
contra todos los misterios
Me persigue tu luz desde mis pasos primeros
Tus ondas luminosas se quedaron
alumbrando las mañanas
y los sueños
Se estacionan a mi lado
y me cobijan
sobretodo, cuando el frio infame
me amenaza los huesos
Eres el sol que alumbra mi elegía
La clave que armoniza mi canto y mis desvelos
II
Llevo conmigo una lágrima
con tu nombre y tu abrazo
con tu sombra
y tu sonrisa estacionada en un lienzo amplio
capaz de abarcar las cuatro estaciones
La llevo conmigo y en mí se extiende
como una flor izada desde las alturas
pero a la inversa
Es un retazo de cielo hecho
para alimentar de polen los caminos
Por eso germinan voces
desde los andenes más insospechados
Por eso tu nombre salta entre pequeñas hojas
y me silba frases que suenan a viento-piel
que me abraza suave
Tu nombre emerge entre las aves que pasan
tu nombre salta de entre los pimpollos lilas
que se enfilan al costado del camino
tu nombre abraza mi mirada con un candor tenaz
que arrulla hasta mi temblor añejo
tu nombre contiene toda la sal de un mar inquieto que agita mis espantos
No suena tu nombre
más bien es un ciclón que pasa
No suena tu nombre
sino que es un bostezo eterno que se extiende
en una boca que es puerto donde encallan
versos tan infinitos
como la distancia a tu regazo
Esta no es una lágrima
Es un rio que empuja mis palabras
hacia el otro lado
y este poema es el velero que iza tu nombre desde el palo mayor
Por eso canta esta pagina
Es tu nombre el que suena
al compás del viento
Tu nombre hecho elegía
hace doblar las campanas
III
Te atrapé en mis puños y te volviste agua
Te cobijé en mi abrazo y te volviste viento
Te recogí en mis ojos y te tornaste brillo
Te levanté en mis manos y te volviste canto
Entonces me di cuenta de tu edad infinita
Del misterio de tus días
teñidos de sudor y silencios profundos
Entonces supe que eras nube
en una constelación antigua
anterior a todos mis presentimientos
Entonces supe que habitabas
un verbo impronunciable
solo capaz de escribirse
con los ojos cerrados
y en un lienzo limpio como la palma del niño que cobijaste en noches de lluvias
y en vientos colados bajo la habitación
No era tu arrullo sino tu aliento de ave cósmica
Tu mirada capaz de verter en un segundo todos los paisajes
Era tu precisión de ebanista al surcar con sigilo mis temores
al llevarme con esmero hasta el sosiego
Era tu canción de primavera vertida
en cada asombro
tu nostalgia tan mía y nuestra y de los siglos
Fui testigo de todas tus palpitaciones
y nunca desistió tu anhelo de beber
mis tempestades
La utopía de escribir conmigo estas palabras
Aún las oigo retumbar
desde tu habitación contigua
al otro lado de mi risa
IV
Amiga de galaxias tan distantes
Una gota de fuego
vertida desde el sol
Soy ajeno a mí mismo
Mis manos palpan sombras de un cuerpo
con mi silueta y mi angustia
Mis ojos vuelan hasta el otro lado
de la nostalgia
Mi voz es un eco tan distante como antigua
Una quena vibrando un tiempo ajeno a mi piel y mis canas
Me refracto desde tu memoria
con palidez de réplica
No me quedan ni las huellas
porque tras de ti se agolpan
Me recuesto en ti
con la misma impúber insistencia
del que anhela abarcar en un solo abrazo
el universo y el tiempo
Voy llevando retazos de mis pies
y cargo sobre mí los pasos que me quedan
Me voy despacio para que te quedes
así imperturbada
Envuelta en tu sueño que te mece
desde galaxias infinitas
Me asomo travieso a verte sonreír
como si al hacerlo me bebiera de un trago
el elixir contra mis angustias
V
¿Por qué toqué tu puerta y me detuve
al borde de tu sueño?
¿Por qué invadí el espacio cósmico
que te envuelve como una sábana
de primavera?
¿Por qué vine con voz infame a sacudir
la quietud que te abraza como amante?
¿Por qué insistir con una multitud de gotas para humedecer
el lecho en que reposas?
No soy yo sino mis días
redoblan en pos de tu memoria
Mis manos agitan su plumaje
hasta escribir tu nombre
entre páginas
pieles y murallas
No distingo siquiera el horizonte
es tu rostro el faro que me llama
No hay cordura capaz de sosegar mi canto
No hay camino suficiente para mis huellas
Hasta donde tu piel hermana se cobija
a si misma
Un velero se agita desde adentro
Abre tus ojos para que la luz parta horizontes
Abre tus manos para recibir mi grito
Hacia tu silencio van mis horas de lluvia
hacia tu abrazo mis palabras
hacia tu sombra mis lágrimas
VI
Me senté de nuevo bajo la sombra
de este firmamento
del que cuelgan voces como frutos del tiempo
Aquí aprendí a escucharte recostado
en tu amplitud de libro
Tendido como pasto germinal
Esparcías el sorgo de tus sueños
entre mis hebras inquietas por la lluvia
y los caminos
No recuerdo cuantas veces repetimos el ritual
Ofrecías la caricia exacta
para descifrar nostalgias
Yo asumía la certeza de atrapar el tiempo
en un gesto elemental
Fueron siglos me parece
Tantas lluvias me senté para oírte
susurrar estrellas
para beber a gotas las caricias de tu aliento
y todo era extenso sin edades
ni fronteras
Siempre fue tu nombre sonando entre las horas
Instrumento capaz de enmudecer la muerte
La vida despierta al escuchar tu nombre
Laúd dispuesto a mis pesares
Agitas un torbellino de flores
y aún ahora tu nombre es una canción de luces
Un beso sin distancias
VII
Entima dijiste y los arboles estallaron
en revoloteos
Fue tu nombre sacudiendo
los recónditos paisajes
y en la selva de mis agitaciones
se volvieron mansos los caudales
Emanación de luz y de dulzura
entre veredas y pastos
Entima dijiste y el sol lamió de súbito
las nieves
y un candor primaveral llenó de flores
De pronto el cielo entero vuelto un lienzo
dispuesto para cobijar de un solo tajo
todos los colores
Entima dijeron mis labios balbuceantes
y tropezaba entre las silabas como si al hacerlo
escalara el porvenir con pies ingenuos
Era tan difícil ser preciso y, sin embargo
aprendí a mover mis labios con la exactitud
de quien al nombrarte te abraza
Aunque una multitud de misterios
alcen torres como sequoias sosteniendo el cielo
Aunque tus ojos sean soles en galaxias
ajenas a mi sed y a mis pasos
VIII
Desde este lado del sol
te veo simple
tan elemental
como el aire y las palomas
¿Quién dice que el tiempo
hace imposible la vida o los anhelos?
Si después de tejer días de ausencia
te encuentro
recostada en esta página
guardando mi desvelo
¿Cuántas veces convocaste los augurios?
¿Cuántas lloraste con tempestad de mar?
¿Cuántas rugiste frente al dolor
y me abrazaste como quien envuelve
su propia agonía?
Por eso hablo en voz baja mientras caminas
tras de mi como guardiana de mis sombras
En esta calle hemos andado
y desandado tantas lluvias
en ellas corren nuestros miedos y esperanzas
Nos conocen nos esperan
nos beben sin siquiera darnos cuenta
IX
¿Por qué la inquieta ansiedad que nos batió
las horas, el aire y los caminos?
¿Qué hallé en tus ojos que se quedó prendido en mi inevitable?
¿Por qué el silencio enciende besos cósmicos
o caricias de galaxias?
Eran poemas
Siempre lo fueron
Tú los viviste
Yo los escribo
No son tuyos
Ni míos
X
He vuelto a platicar con tu retrato
colgado en este corazón
como en una habitación dispuesta
He titubeado desde hace muchos años
estacionado entre tu aliento y mis memorias
Aún me duermo tarde y aguardo
una levedad de manos en mi crin avejentada
Sé que a ratos eres tú quien se estaciona
con el arrullo de siempre
y una canción de viento
El reloj susurra misterios
o la noche sale a pastar desvelos
Tú cabes en todo porque estas hecha de todas las cosas
En la simplicidad te quedaste estacionada
porque desde ahí me arrullas
y me invitas a enhebrar la aguja con que tejes
una a una mis vacilaciones
XI
Coloquio de estaciones
Los días abrazados alrededor de tu sombra
Indóciles palabras estallan desde todos
los silencios
Entre lágrimas de invierno
y sonrisas primaverales
me estaciono
y pienso
Un caracol me lleva las ideas
por un camino eterno
En tu delantal cargabas tanta música
como si una multitud de grillos
habitara dentro
y en tu cesta cabían los sueños más extensos
Cuanta magia nos unió
Cuantos rieles fueron llevándose los días
hasta una estación sin tiempo
Sigo en este viaje
pero en mi vagón habita aquel mismo vértigo
y colgado de mi nombre pende mi rostro viejo
XII
¿A quién miran tus pupilas desde esa orilla?
Siempre sospeché que tus ojos se iban de ti
a ratos
Tu vaguedad de viento en la mirada
La oquedad de tu risa
y el remedo de canción que entregabas
Y, sin embargo, amabas
Entre la línea de tu atisbo
mi inquietud deslizada
como quien se arroja
por la vida como en un tobogán de agua
Corrían los días desde tu garganta
Crecían historias como hierba
entre océanos de lava
Yo me quedaba quieto
en ese lienzo limpio que crecía hacia dentro
de tu mirada
Mis manos crecieron
raíces de un jardín emergían desde tu roca madre
y me fui poblando de un paisaje cundido
de leyendas y mares
Por eso aún anhelo tus velas para sofocar
mis tempestades
XIII
¿Quién extiende su mano y conduce
esta partitura de lágrimas?
La campana amiga se mece
como en una hamaca de luz
Coros desfilan entre avenidas de aire
Horas de pan hunden su musical acento
en un reloj de cuyas agujas vierte sangre
Recuerdo haberte visto pastear la tristeza
Era grande la añoranza
Ovejas lóbregas se sobaban en tu soledad
y comían de esa hierba amarga
Mi corazón late réquiem
y se va
tras tu cortejo
de espigas y sueños
Tras su sombra un aleteo
de pasos emigra
como si buscara alcanzar
un universo nuevo
Estrellas germinales revuelven sus destellos
y despacio entre su fulgor encienden la piel
con un brillo intenso capaz de iluminar
los senderos
Desde entonces cuelgas de mi calendario
como si espantaras en derredor
de mi todo lo incierto
XIV
Me cobijé en tu pecho y me volví semilla
Estaba tan desnudo que me brotaron ramajes
Cada gota bebí de tu savia
bullía en el cáliz como si supiese
la intensidad de mis ansias
Nadie elige sus lunas
tampoco las eras o las lágrimas
Todo se reúne en torno de las cosas
del destino o de la más elemental
porción de voluntad que cuelga
desde algún lugar de la galaxia
¿Fue tu destino o el mío?
¿fue tu caminar o mis karmas?
Mi epidermis llevaba tatuada
tu sed y tu nostalgia
Es imposible saber si el sol da vueltas
o simplemente calla
Si estás del otro lado
o si soy yo quien avanza
Voy despacio
entre una densa emanación
donde un eco con tu voz se alza
¿Me refracto o me desvelo?
¿Trasciendo o me cundo de alas?
Desde hace mucho voy en pos
de tus desvelos
Soy yo quien te arrulla ahora
y sé que tú me aguardas
desde algún lugar vuelta reflejo
surcas los confines de la nada
En una esquina sideral
esperas mi llegada
con la misma expresión
y la misma mirada
Iras tras de mi a paso lento
como una sombra nahual
guardando mi salida y mi entrada
Es que la vida se encendía
de luces y torbellinos
en nuestras mañanas
Bastaba el revoloteo de plumas
y caricias sagradas
Todo era un ritual ameno
cuando tus manos cantaban
sea cociendo un olor festivo
o surcando con vocación orfebre
rutas de luz en mi cara
Cuantos paisajes se han quedado
como banderas izadas
para contar tu dulzura
y tu vocación humana
de ser un árbol copado
de abrazos numerosos y dulces
como manzanas
y aun cuando cerraste los ojos
te persigue mi grito y te llama
te invoca con la urgencia del que ama
La vida es un enredo
Polvo y fuego se engrana
para escribir memorias
como códices secretos en el alma
Continentes gravitan en torno de tus lágrimas
Tu tristeza una flor de sal
esculpida y deshojada
Desde una tierra amarga
donde se siembra la miel
y crecen espigas amargas
Todo en ti un designio
una raíz brotando desde la lava
Tu corazón de volcán
ruge con un temple de viento
pero con suavidad de agua
Cuánta sangre salpicó tu risa
dejando heridas incrustadas
Metales herían tu aliento
y sin embargo soñabas
con la suficiente ración de anhelo
para cobijar todas las crápulas
Pero tu soledad era más inmensa
que la vía láctea
no hubo forma de esconder tu asombro
más bien un manto dio paso a la nostalgia
Tanto levantar la mano para que el olvido
se bebiera al alba
Tanto darle vuelta al rostro
para disipar pesares
y enfrentar el magma
Es que llorar es una hazaña
cuando ya no quieren ser testigos
ni las lágrimas
o cuando la sangre bulle intensa
y en cada palpitación
resuena una batalla
No existe palabra en que quepa
toda tu angustia
No hay un labio capaz de pronunciar tu grito sin sentir la espada
Las tardes tibias y los días festivos
hasta en los rincones crece
como un vaho la distancia
No sé cuánto fue tu dolor, pero aún lo escucho
Lo bebí con el café cada mañana
y su olor aún habita entre mis sabanas