Por Patrick Lescot
Pekín/AFP
El secretario de Estado de Estados Unidos, diagnosis John Kerry, se topó el sábado con el firme rechazo de Pekín a tomar en cuenta las advertencias de Washington sobre sus maniobras en el mar de China Meridional, fuente de tensiones crecientes con sus vecinos.
El objetivo de la visita de Kerry era reiterar la oposición de Washington a la construcción por parte del ejército chino de islotes artificiales en una zona litigiosa en el mar de China Meridional.
«Quiero reafirmar aquí que la determinación de la parte china a la hora de proteger (su) soberanía y (su) integridad territorial es tan firme como una roca, y es inquebrantable», declaró el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, a la prensa tras haberse reunido con Kerry.
El Pentágono se plantea incluso el envío de buques de guerra y de aviones de vigilancia en un radio de 12 millas (22 kilómetros) alrededor de los atolones artificiales construidos por China desde hace un año en las islas Spratleys.
«A través de Wang, he instado a China a que tome medidas en consonancia con todo el mundo para reducir las tensiones y aumentar las posibilidades de una solución diplomática», declaró Kerry.
Las obras chinas se llevan a cabo en el archipiélago de las Spratleys, en el Mar de China Meridional, reivindicadas en su totalidad o parcialmente por China, Vietnam, Filipinas, Brunei, Taiwán y Malasia.
Pekín reivindica además su soberanía en la casi totalidad de esa enorme extensión marítima, lo que es fuente constante de tensión con sus vecinos.
El trazado de las fronteras marítimas chinas, que data de los años 1940, a menudo bordea las costas de sus vecinos.
Libertad de navegación
La semana pasada, el Pentágono publicó imágenes satelitales que demuestran que China está trabajando para terraplenar arrecifes de coral, transformándolos en puertos y otras instalaciones, aumentando la superficie utilizable de 200 a 800 hectáreas en un año.
Si finalmente el presidente Barack Obama permitiera al Pentágono el envío de la VII flota estadounidense del Pacífico a lo que China considera como sus aguas territoriales, podría desencadenarse una grave crisis diplomática entre ambos países, según los analistas.
Wang Yi insistió en la importancia «mantener el impulso dado a las relaciones militares» entre ambas potencias y la necesidad de «notificar las actividades militares» importantes.
Según el entorno del secretario de Estado, John Kerry pretende convencer a sus interlocutores, incluido el presidente Xi Jinping, con quien se reunirá el domingo, de las «consecuencias muy negativas» que estas actividades podrían acarrear «para la imagen de China, sus relaciones con sus vecinos, la estabilidad regional y, potencialmente, las relaciones entre China y Estados Unidos».
Además, Kerry tiene pensado dejar bien clara «la determinación de Estados Unidos de mantener la libertad de navegación», recalcó un responsable de su entorno.
Pekín defiende que la construcción de islas tiene lugar en su territorio y que busca mejorar su capacidad para llevar a cabo obligaciones internacionales como operaciones de búsqueda y rescate.
En un comentario de este sábado, la agencia de noticias oficial china, Xinhua, acusó a Estados Unidos de hacer gala de una «hipocresía apenas velada» y afirmaba que Washington únicamente busca «un pretexto para mantener su presencia hegemónica en la región».