Ciudad de México/dpa
Hubo aplausos, remedy abrazos y palmadas en la espalda entre el presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete de seguridad. Nadie podía ocultar hoy en el Gobierno de México la algarabía por la recaptura del capo Joaquín «El Chapo» Guzmán, ambulance que se había escapado hacía seis meses de un penal de máxima seguridad.
La alegría no era para menos. La fuga de Guzmán en julio del año pasado fue considerada una de las mayores vergüenzas de la administración de Peña Nieto, que lo había detenido en 2014.
Este viernes, en el Palacio Nacional, Peña Nieto no escatimó en felicitaciones para las Fuerzas Armadas, la Policía y las demás instituciones mexicanas involucradas, en un mensaje que dio horas después de su primer anuncio, hecho a través de Twitter.
«Su recaptura es un logro del Estado de derecho. Hoy nuestras instituciones demuestran una vez más que podemos confiar en ellas», dijo el mandatario en su alocución ante la prensa, acompañado por el gabinete de seguridad.
Peña Nieto dijo que «El Chapo», líder del peligroso cártel de Sinaloa y uno de los criminales más buscados a nivel internacional, fue detenido en la localidad de Los Mochis, en oeste de México, aunque no dio mayores detalles de las acciones que llevaron a su recaptura.
«Toda meta es alcanzable, si confiamos en la solidez y fortaleza de nuestras instituciones», manifestó el gobernante, que, al culminar su breve discurso y en medio de aplausos, estrechó manos y abrazó a los miembros del gabinete presentes, entre ellos el secretario de Gobernación (ministro del Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, y la procuradora general, Arely Gómez.
Guzmán escapó el 11 de julio de 2015 de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, a través de un sofisticado túnel de 1,5 kilómetros que partía de la ducha de su celda hasta una vivienda cercana a la prisión.
Su fuga supuso un duro golpe para el Gobierno de Peña Nieto, que había logrado capturarlo en febrero de 2014, también en Sinaloa, cuando el capo llevaba 13 años prófugo. Su primera fuga fue en 2001 de la prisión Puente Grande, en el estado de Jalisco, y lo hizo supuestamente escondido en un carrito de lavandería, con la complicidad de custodios y agentes penitenciarios.
Cuando Guzmán escapó el año pasado, Peña Nieto se encontraba en Francia en una visita oficial que decidió no interrumpir, lo que sólo agravó más las críticas en su contra. Osorio Chong, que lo había acompañado como parte de su comitiva, se vio obligado a regresar a México para hacerse cargo del problema.
Ahora, el mandatario puede colgar el triunfo que significa la recaptura de uno de los capos más peligrosos de México, buscado también por Estados Unidos y elevado a una especie de leyenda popular.
También Osorio Chong, que asistía a la reunión anual de embajadores y cónsules mexicanos en Ciudad de México, provocó aplausos y arengas cuando leyó el tuit del presidente anunciando la detención.
«Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido», leyó el ministro, citando al presidente y visiblemente emocionado por la noticia.
Las felicitaciones llegaron de todas partes. La DEA, el ex presidente Felipe Calderón y funcionarios del Estado hicieron llegar sus felicitaciones al presidente a través de las redes sociales.
«Con esta detención se refrenda la decisión del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto de hacer valer el estado de derecho y la aplicación de la ley», escribió la procuradora en Twitter.
«Felicitaciones al Gobierno de la República y a las Fuerzas Federales del Gabinete de Seguridad por esta recaptura», manifestó por su parte Calderón.
Para las próximas horas se esperan más detalles sobre la recaptura de Guzmán y el futuro del capo, sobre quien pesa un pedido de extradición de Estados Unidos.