Miguel Ángel Dueñas Góchez*
En la Serie Hablando nos Entendemos de la Red Latinoamericana Católicas por el Derecho a Decidir, al referirse al tema del Aborto, menciona ¿por qué las mujeres abortan? Ellas mismas lo contestan: -Porque el dinero no alcanza; porque tengo muchos hijos; porque perdería mi empleo; porque me da miedo asumir un hijo/a sola; porque mi cuerpo fue usado por un macho, sin amor; porque fui violada; porque corro riesgo; porque el feto está malformado; porque fallaron los contraceptivos; porque tendría que abandonar mis estudios; porque que tendría que abandonar mi casa; por presión del prejuicio de la sociedad porque soy madre; porque…
Otro cuestionamiento es: ¿en que condiciones las mujeres abortan? -En la clandestinidad; juzgadas por la ley; acusadas por la Iglesia; ignoradas por la salud pública; rechazadas por la familia; olvidadas por los maridos o compañero; ¡en soledad!
Cuando se habla de la vida, del valor de la vida, de la dignidad de la vida, no se pude olvidar de que ésta solo ocurre en un contexto humano, en el contexto de la historia humana, donde se da la convivencia entre humanos. Esa convivencia humana muchas veces acontece en situaciones conflictivas y aun dramáticas, generadas por la pobreza, la ignorancia, la opresión social y la violencia…
Las razones por las cuales las mujeres deciden interrumpir el embarazo no son por egoísmo o por conveniencia social. Generalmente son mujeres pobres que objetiva y subjetivamente no tienen condiciones de asumir a un hijo o hija en aquel momento.
Pero en El Salvador las vidas de decenas de niños y niñas cuyas madres, tras sufrir abortos espontáneos u otras emergencias obstétricas, permanecen entre rejas acusadas de haberse sometido a abortos ilegales. Todo ello obedece a las reformas a la Constitución Política de 1988, antes la ley no penalizaba el aborto terapéutico (eugenésico o por violación) ahora está penalizado según la reforma al Art. 1 Cn, efectuada ese año donde se reconoce como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción. Como Movimiento por una Cultura Laica solicitamos: que al final se reforme y diga “desde el nacimiento”.
*Lic. en Relaciones Internacionales.