Licenciada Norma Guevara de Ramirios
En medio de una orquestada campaña de mentiras y tergiversaciones sobre las pensiones, el gobierno de Bukele presentó a la Asamblea Legislativa lo que denomina reforma profunda de pensiones.
Sin embargo, esta reforma profunda es, en la práctica, el maquillaje de la privatización con un par de noticias que alegran a un grupo de pensionados y de cotizantes que retiraron el 25% de sus ahorros.
Las organizaciones que aspiraban a un sistema público de pensiones, las mismas que durante años sostuvieron la consigna NO MAS AFP, deben estar por lo menos sorprendidas, pues, por primera vez desde la dictadura pecenista de la segunda mitad del siglo pasado, un solo partido cuenta con mayoría calificada y suficiente para realizar un cambio que desprivatice el sistema de pensiones; la “sorpresa” es que el gobierno de este partido demuestra que carece de voluntad para realizarlo.
El sistema de pensiones, más allá de la propaganda para embellecer la propuesta, sigue siendo privatizado, como lo aprobaron ARENA, PDC Y PCN en 1996.
Para mover pasiones de fanáticos del régimen, de los que siguen dispuestos a acompañar al presidente como lo juraron el 1 de junio de 2019, se desinforma y miente sobre la propia historia de esa privatización y de lo ocurrido a lo largo del tiempo.
Se monta, además, una campaña contra el ex presidente Salvador Sánchez Cerén y se inventan montos inexistentes sobre pensiones a las que denominan mega pensiones, sin publicar las reales pensiones VIP que existen desde el inicio, pero que se les puso fin en 2017. Se divulgan nombres y falsedades sobre personas a las que les interesa denigrar porque son personas con criterio, con capacidad de crítica sustentada contra este régimen autoritario.
Es evidente el interés electoral del gobierno que aspira reelegirse, y que posiblemente ha medido el descontento de decenas de miles de familias por la violación a derechos humanos, por la carestía de la vida, por el retroceso democrático que vivimos como país y que es visualizado desde los cuatro rumbos cardinales.
Mienten, también, cuando afirman que ya no se incurrirá en deuda estatal echando mano de los ahorros de los trabajadores. Simplemente cambian de nombre a las instituciones, a los instrumentos de deuda pública, a los mecanismos de endeudamiento adicional para dejar de honrar con el presupuesto general de la nación la deuda con los trabajadores.
Rebautizan la privatización con una falsa nueva ley, que se reelabora sobre los mismos principios con que fue diseñada por el sistema financiero y la derecha política en 1996, ahora dejará atrás el nombre del presidente que la sancionó, el difunto Armando Calderón Sol, y será sancionada por el ahora presidente Nayib Búkele.
La misma mona con distinto moño como se dice en la sabiduría popular.
Ahora limpian el nombre de Antonio Saca, que firmó el fideicomiso de obligaciones previsionales, y lo firmará con otro nombre el ahora presidente Bukele.
¿En qué cambia? Solo eleva la vanidad de un régimen que busca aparentar que crea cosas nuevas, sobre los escombros de estructuras viejas.
Se miente cuando afirman que ahora supervisarán a las AFP, quieren dejar sentada la mentira, según la cual, antes no se supervisaban. ¿Y cómo se fue construyendo la critica de académicos, trabajadores y del FMLN al sistema privatizado sino sobre la base de demostrar, con información, las onerosas ganancias de las AFP en detrimento de los trabajadores y del propio erario nacional, con el cual se ha debido sostener las regalías de Flores y Saca a un grupo de antiguos cotizantes, que corrieron del sistema público al privado creyendo en la propaganda que resultó falsa?
Los únicos elementos que valen, de lo que hasta hoy muestran las tres propuestas presentadas, es que los empleadores pagarán 1% del salario como contribución, que servirá para compensar el 1% que irá al Fondo de Garantía Solidaria, que supuestamente aumentará la pensión mínima a 400 dólares.
Lo de no devolver el 25% retirado ya estaba legislado, con la claridad que las personas recibirán, en consecuencia, una pensión menor.
Otros, estoy segura, se encargarán de juzgar la sostenibilidad.
Me limitaré, en esta ocasión, a recordarles a los fanáticos que el odio daña a quien lo porta, pero el odio producido por los gobernantes de hoy, les es útil políticamente; para eso lo fomentan, aunque quienes lo sufran son sus propios discípulos.
Participé como diputada honrosamente en contra de la privatización, pude optar por el sistema público, me precio de tener juicio informado sobre el tema, quizá por eso el tamaño de la calumnia que difunden los fanáticos en mi contra.
Vivan con y de la mentira; mientras, seguiremos informando la verdad.